Javier Fumero

Yo estaba allí

Control de los Mossos d'Esquadra tras el atentado en Las Ramblas.
Control de los Mossos d'Esquadra tras el atentado en Las Ramblas.

Hoy se cumple un año de la tragedia. Y, a pesar de la distancia, recuerdo varios detalles significativos de aquella triste jornada que viví desde Madrid. 

Me tocaba hacer guardia en la redacción. Acabábamos de superar un semi-puente, porque el 15 de agosto cayó en martes. Era jueves y estábamos buscando noticias para los días siguientes. Nada nuevo bajo el sol.

Llevábamos un mes bastante apacible y –lo prometo- aquella mañana pensaba en la extraña sensación que suponía estar afrontando una temporada sin grandes sucesos que reseñar.

Y de repente, pum. Algo grave ha pasado en Barcelona. Empiezan a llegar los primeros datos. Todo parece indicar que se trata de un atentado.

La ciudad condal había sido el centro de atención aquellos días. Por varios motivos. Ninguno bueno pero ninguno de especial dramatismo: se estaban produciendo acciones de protesta contra la avalancha de turistas; se habían sucedido varias jornadas de huelga en el Aeropuerto del Prat y las vacaciones de muchos ciudadanos se habían ido al traste; y comenzaba el run-run de los preparativos de un referéndum independentista que acabaría acaparando toda la atención…

El ataque terrorista fue un golpe muy duro. Las horas siguientes buscamos –todavía con el corazón encogido- ofrecer algo de luz. Fueron unas jornadas tremendas. No es fácil digerir una matanza indiscriminada de inocentes, el empeño de unos perturbados por generar terror en las calles.

Pero, al fin y al cabo, no me puedo quejar. Han pasado doce meses y este comentario se ha escrito sin excesivo esfuerzo, recopilando algunas impresiones que permanecen incrustadas en la memoria.

Quienes han pasado un drama difícil de imaginar han sido las víctimas, los supervivientes, los directamente afectados, los testigos. Un hecho así te marca la vida, no hay duda. Después de un suceso de estas características todo tu universo cambia. Ya nada es como parecía.

Entonces surgen esas preguntas imposibles: ¿Por qué? ¿Por qué yo? ¿Por qué mi hijo, mi nieta, mi compañero/a, mi padre, aquel vecino? ¿Por qué no me decanté finalmente por aquel crucero a las Seychelles y elegí Las Ramblas? ¿Por qué no hice caso a aquel ligero dolor de cabeza de la mañana y me quedé en casa? ¿Por qué me tocó a mí?

Yo no tengo respuesta clara a estas preguntas. No la tengo. Por eso precisamente pienso que hoy es un día para estar junto a las víctimas y sus allegados. Es una jornada para evitar la política y hacer saber a todos esos inocentes que no están solos, que estamos allí junto a ellos.

 

Más en twitter: @javierfumero

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