Javier Fumero

Yo Landa

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, comparece en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, comparece en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros

En el PSOE le están cogiendo manía a Yolanda Díaz. La llaman la ‘fashionaria’, por su estilo, por su modo de presentarse, por el cúmulo de encantos que despliega. Es verdad. La vicepresidenta cae bien, no monta escandaleras y logra muchas de las cosas que se propone por tenaz, astuta y paciente. En Ferraz aseguran que no les da miedo el protagonismo que está cobrando porque, llegado el momento, los socialistas sabrán cortarle las alas. Le van a dar, explican gráficamente, “el abrazo del oso”. Qué será eso. No lo explican.

Otro de los encandilados con la vicepresidenta segunda es Iván Redondo. La segunda tribuna publicada este lunes por el ex jefe de gabinete de Pedro Sánchez en La Vanguardia estaba dedicada íntegramente a las grandes opciones que el asesor otorga a Yolanda para convertirse en la próxima presidenta del Gobierno. Imagino que ese artículo también pretendía ser un pullazo dirigido a Félix Bolaños o Santos Cerdán, antiguos colegas de trabajo con los que no acabó muy bien. Y nada más dañino que mentar la bicha de una salida de Pedro Sánchez de La Moncloa por la vía de una derrota electoral.

Dicho todo esto, nos podemos preguntar: ¿qué es Yolanda Díaz? A mi modo de ver, de momento mucho “Yo” y poco más. La nueva plataforma que se presentó el pasado sábado nace con muchos fuegos artificiales y poquísima concreción: “una alternativa política a la izquierda del PSOE”, más allá de las siglas de Unidas Podemos. Un lugar de confluencia donde ya han aterrizado Mónica Oltra, Ada Colau, Mónica García, y Fátima Hamed.

El primer lema del nuevo movimiento es “Otras políticas”. Pero, ¿qué proponen exactamente? ¿Cuál es su ideario? ¿En qué consiste esa política alternativa? De momento, sólo tenemos generalidades: garantizar la igualdad, apuesta por la “política bonita y divertida” y sin crispaciones como “un recurso de transformación”, evitar que haya barrios con niños y niñas que no puedan hacer tres comidas al día, gente que no puede pagar el alquiler o la luz en invierno, que no tenga empleo o que tenga un empleo precario, la mejora de servicios como el empleo, la sanidad o la educación...

Todas estas consignas salieron en el acto del sábado, pero valen para cualquier partido. No he visto a ninguna formación defender la desigualdad o el hambre de los niños. Todos defienden el diálogo y la búsqueda del mejor bienestar posible para los ciudadanos. Por eso, sigo esperando algo original que identifique a esta corriente. Curiosamente, lo que más sabemos de esta plataforma es… lo que no es. Esta confluencia NO es Podemos. Eso ha quedado bien claro y es algo que escuece en la formación morada, aunque son conscientes de que tienen las manos atadas: el partido se desploma en las encuestas por el desgaste cosechado por la marca y sólo les queda fiar su suerte a Yo Landa. Como para echarse a temblar.

Más en twitter: @javierfumero

 
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