José Apezarena

La sangre derramada por ETA sigue clamando

Un grupo de proetarras en una manifestación.
Un grupo de proetarras en una manifestación.

Ahora que, desde el Gobierno Vasco, intentan reescribir la historia del terrorismo etarra, llevando a las escuelas a ex pistoleros y ex asesinos para que hablen a los niños de lo que ocurrió, la propia ETA parece que empieza a ayudar a conocer la realidad tremenda de la sangre por ellos derramada.

El diario Gara ha publicado el contenido del último Zutabe, el boletín de la banda, en el que reconoce como suyos 758 asesinatos, perpetrados en 2006 "acciones". Una novedad es que por vez primera asume el atentado de la cafetería Rolando, en la calle Correo, de Madrid, en 1974, en el que murieron 13 personas. Algo que había negado hasta ahora. Y también se apunta otro más: el asesinato de tres personas en Tolosa en 1981, tras confundirlas con policías.

Aunque dado a conocer ayer, el Zutabe corresponde al pasado mes de abril, un mes antes del anuncio por ETA del final de su actividad y del desmantelamiento de sus estructuras, disolución que se producía seis años y medio después de declarar el cese definitivo del terrorismo.

En los datos de ETA reproducidos por su boletín faltan cien asesinatos. Porque su cifra de 758 personas no coincide con los 829 que les atribuye Interior y con las 853 que manejan las asociaciones de víctimas.

La banda rechaza la autoría de "falsos atentados" como el incendio del hotel Corona de Aragón, en Zaragoza, en 1979, con 83 muertos. Y califica de "el mayor error y desgracia" su atentado más sanguinario: contra Hipercor, en Barcelona, el 19 de junio de 1987, con 21 personas muertas y 45 heridas, tras estallar en el garaje un coche con 30 kilos de amonal y 100 litros de gasolina; pero echa la culpa a los responsables policiales y gubernamentales por no desalojar el edificio.

La banda da a conocer la contabilidad que llevaba de sus barbaridades: 365 atentados contra la Guardia Civil (186 agentes asesinados), 215 contra "cuerpos policiales " (con 139 muertos), y 147 contra el Ejército (perdieron la vida 101 militares), además de 11 funcionarios civiles de la Armada.

El texto incluye la declaración de "reconocimiento del daño causado" que ETA emitió el pasado 8 de abril, en el que la banda admite "la responsabilidad directa que ha adquirido en este dolor", pero manifiesta que "nada de todo ello debió producirse jamás o no debió prolongarse tanto en el tiempo".

Aquel comunicado solo pidió perdón a las víctimas que definió como “ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad en el conflicto”. Mostró “respeto a los muertos y las víctimas” que causó durante el medio siglo de violencia, pero sin aclarar a cuántas de ellas excluía de su petición de perdón.

Y el boletín de ETA reconoce, en fin, que en 2001 realizaron tres intentos de asesinato del presidente del Gobierno, José María Aznar, "con la utilización de un misil mientras estaba en vuelo", además del fallido atentado que protagonizó en 1995, colocando un explosivo al paso de su coche.

 

La sangre derramada por ETA es mucha, muchísima. Sigue clamando. Y resulta insufrible que se intente tapar.

Cierto es que no se puede estar toda la vida con la vista en el pasado. Pero lo única manera de mirar hacia adelante es que todo quede absolutamente clarificado. Y, entre otras cosas, faltan todavía un centenar de asesinatos por aclarar. Además de otros muchos atentados.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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