Vox tiene que demostrar que es un partido serio
La última jugada de Vox, de plantear diecinueve propuestas o exigencias como condición para permitir un cambio de gobierno en Andalucía, se ha convertido en un enorme error. Como se ha comprobado porque ha dado marcha atrás en casi veinticuatro horas.
El problema no estaba tanto lanzar otro órdago más que dificultara el pacto PP-Ciudadanos, sino sobre todo en el contenido de esas diecinueve demandas, recibidas con una rotunda crítica en los ámbitos políticos, pero sobre todo periodísticos, que es lo que más ha dolido a Vox, y que está detrás de su rápida rectificación.
La propuesta del llamado "Pin parental", la expulsión de 52.000 extranjeros, convertir la fecha de la conquista de Granada en Día de Andalucía, la escolarización "en la lengua regional" de los hijos de andaluces que viven fuera de su tierra... constituyen propuestas estrambóticas, poco meditadas, que desdicen de la seriedad del partido.
Por no hablar de demandas políticamente imposibles, irrealizables, y hasta inconstitucionales, como el desmontaje de la propia autonomía andaluza.
Si quiere encontrar su hueco como partido serio, confiable, Vox tendrá que huir de actuaciones improvisadas. Debería escapar de la tentación de buscar titulares y portadas, y presentarse como una formación con fundamentos y trasfondo.
La personalidad de su principal líder, Santiago Abascal, que ha protagonizado la travesía del desierto a base de gestos de resistencia y de actuaciones aparatosas, dirigidas a llamar la atención, puede ahora convertirse en una rémora, si no lo remedia.
Calenturas como los famosos diecinueve postulados, criticados incluso por los comentaristas más cercanos, no van a ayudar a Vox a consolidarse.
Al partido le espera un interesante tiempo. La actividad que vaya a desarrollar en Andalucía en los próximos meses resultará clave para conocer si el proyecto tiene o no futuro a nivel nacional. De cara sobre todo a unas elecciones generales en las que podría convertirse en un operador destacado. Si no sigue equivocándose.
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