José Apezarena

Abajar el obelisco de Miguel Blesa

Estoy a punto de iniciar una campaña. Una campaña para conseguir la demolición del obelisco dorado que ahora preside, en Madrid, la Plaza de Castilla. Por cierto, otra obra fallida de Calatrava.

Me preguntarán por qué me ha entrado ese deseo, y la verdad es que puedo aportar algunos argumentos que justifiquen el objetivo de abajarlo.

El primero y más importante, porque lo considero un insulto: se trata de un regalo del hoy imputado Miguel Blesa. En efecto, en 2004, bajo sus indicaciones como presidente de la entidad, la fundación de Caja Madrid acordó obsequiar a la capital de España con ese 'pirindolo' dorado, en mi opinión totalmente superfluo. Y costó 10 millones de pesetas, que no es moco de pavo.

Ese derroche resulta mucho más sangrante pensando en el rescate de Bankia, las preferentes, las tarjetas black...

El segundo argumento es que me parece bastante feo, que rompe la perspectiva de la plaza de Castilla e invade la visión de los edificios inclinados y de los cuatro rascacielos que siguen. Admito que entro en materia vidriosa, es decir, en gustos, pero al obelisco no le veo la menor gracia.

El tercero, que se ha convertido en un monumento a la ineficacia y la incuria. Cuenta con un mecanismo eléctrico para que el obelisco ofrezca un movimiento helicoidal, pero tal propiedad nunca se ha puesto en marcha de verdad. Ahora ya no se va a aplicar, porque eso cuesta dinero, y porque posiblemente la maquinaria ha quedado obsoleta.

El cuarto argumento es que mantener enhiesto ese extraño chirimbolo, al menos para que no se caiga, seguirá costando dinero a los contribuyentes.

Dicho todo lo cual, ¿empiezo la campaña o no? ¿Qué me aconsejan?

editor@elconfidencialdigital.com

 

Twitter: @JoseApezarena

Portada
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato