José Apezarena

¿Brotes muy verdes?

El Gobierno huye como de la peste de la expresión "brotes verdes", que tan caro costó a sus antecesores. Zapatero y sus muchachos pagaron un precio muy alto, no por la fórmula en sí, que es inocua, sino porque no decían la verdad, porque en realidad tales brotes no existían entonces. Con ello, se ha convertido en una expresión maldita.

Dicho lo cual, desde el Gobierno se van soltando bajo cuerda comentarios y sugerencias en la dirección de apuntar que la situación económica ya ha cambiado. Que se ha dado la vuelta. Tardará en notarse, pero el proceso está ahí, susurran. Y precisamente eso es lo que el PP tratará de vender en la campaña de las elecciones europeas: economía, economía, economía.

Cierto es que existen magnitudes macro que confirman el cambio de atmósfera económica. Pero, a nivel algo más bajo, también se han detectado síntomas que remachan la impresión de que estamos saliendo. De que se ve luz al final del túnel, como tal vez diría Rajoy.

Un indicio de que apuntan brotes verdes es lo ocurrido esta Semana Santa con el turismo. En las principales zonas del país ha existido plena ocupación, algo que no ocurría desde hacía cuatro, cinco o seis años. Primer punto positivo.

Además, el repunte se ha producido precisamente en el turismo nacional, porque el internacional se ha mantenido tal cual. Segundo punto.

Y, sobre todo, los industriales del sector han destacado que esos visitantes nacionales han gastado más. Tercer punto.

Si la economía es un estado de ánimo, parece que los españoles están cambiando de situación anímica. A mejor, claro.

O sea, brotes a la vista. Quizá no muy verdes, pero algo verdes sí.


 
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