José Apezarena

Cabezas de cerdo

Empieza a menudear, en distintas ciudades y zonas de España, la práctica de intentar convertir en "impuros" terrenos donde está previsto que se construyan mezquitas o centros islámicos.

Tal como se ha contado en estas páginas, el procedimiento consiste en depositar allí restos o sangre de cerdo, animal considerado impuro por el Islam. Se han publicado fotografías de cabezas de cerdo que han sido abandonadas en algunos de esos solares.

Ya en 2010, el partido Democracia Nacional lanzó en Sevilla la llamada "Operación Gorrino", consistente en enterrar un cerdo en un solar del barrio de San Jerónimo, donde se planeaba levantar una mezquita que al final no se construyó.

Desde entonces se han registrado otros incidentes parecidos, aunque aislados: Lleida, Salt (Girona), Collado Villalba (Madrid)... La novedad ahora es que, estos días, acaban de producirse dos casos seguidos, uno Vitoria y el otro en Las Palmas.

Pintadas de "No Islam", "Mezquita No" y otras semejantes han podido verse en esas poblaciones concretas.

Alguna de las resistencias han terminado en fracaso, como ocurrió en Salt, donde llegaron a crear un página en Facebook explicando que su objetivo era "limpiar de moros" la localidad. Sin embargo, la mezquita fue inaugurada el verano pasado y es uno de los centros de culto islámico más grandes de Cataluña.

Si algunos sectores sociales de este país se muestran reticentes a la presencia de emigrantes en general, en el caso de quienes proceden del mundo musulmán la oposición resulta claramente más firme. De entrada, tiene que ver con las diferencias de hábitos y culturales, que son más pronunciadas, pero también hay que relacionarlo con el impacto que han causado los atentados yihadistas y por tanto con el temor a que en España se repitan sucesos como los vividos en Francia, Bélgica...

En cuanto a la construcción o no de centros islámicos y mezquitas en nuestro país, sólo debería verse condicionada al cumplimiento de leyes, reglamentos y ordenanzas. Y nada más. Las presiones, las acciones coercitivas para tratar de impedirlo, no son de recibo. Mucho menos aún cualquier tipo de amenaza. En resumen, cabezas de cerdo, no.

Es verdad que los grandes países islámicos, entre ellos Arabia Saudita como caso más extremo, no admiten que en su territorio se levanten iglesias católicas, y ni siquiera está permitido el culto privado. Por eso, dado que aquí se construyen mezquitas, como el caso del espléndido edificio de Madrid junto a la M-30, tal vez sería adecuado exigirles contrapartida. Pero esa es otra cuestión.

 

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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