José Apezarena

Eduardo Zaplana y otras grandes desgracias

Tal como se cuenta en estas páginas, el Partido Popular estaba avisado, desde hace muchos días, de que la investigación sobre Eduardo Zaplana iba llegando a conclusiones delicadas, y de que, por tanto, era inminente una detención. Como así ha ocurrido.

No ha existido, pues, sorpresa en los pasillos y despachos de la calle Génova, ni tampoco en los del complejo de La Moncloa. Estaban preparados.

El paso por los calabozos de un personaje del nivel político de Zaplana resulta tumbativo, dados los cargos y cometidos que ha desempeñado dentro del PP: alcalde de Benidorm, presidente de la Generalitat Valenciana, ministro de Trabajo, portavoz del Grupo Popular en el Congreso, donde tuvo gran protagonismo y alcanzó mucha notoriedad pública. Ahí es nada.

Recurriendo a un símil un tanto dramático, para algunos esta puede ser otra punta más que se clava en la tapa del ataúd preparado para enterrar al Partido Popular. Porque detrás de Zaplana van a desfilar otros conocidos dirigentes regionales del PP; pero no de la etapa anterior, sino de la presente, de los actuales.

Lo que le faltaba al partido. Lo que le faltaba de cara a las encuestas. Se hace realidad el dicho de que las desgracias nunca vienen solas. Desde luego, en el PP.

Conocidas estas novedades, ahora se entiende por qué los populares iban dejando pasar, como si el asunto no fuera con ellos, un, en principio, apetitoso bocado político para desgastar a sus rivales. Me refiero al escándalo que ha estallado en la Comunidad Valenciana y que afecta a PSOE y Compromís.

Allí se ha destapado un 'caso Gürtel bis', una investigación por falsedad, prevaricación, malversación y delito electoral, en las elecciones autonómicas de 2007 y 2011, que alcanza a los socialistas, que con Ximo Puig ostentan la presidencia de la Generalitat, y a Compromís, que ocupa la vicepresidencia en la persona de Mónica Oltra.

Como digo, en principio era una ocasión magnífica para el Partido Popular, que ha renunciado a explotarlo políticamente porque sabía que la investigación sobre Zaplana y compañeros estaba a punto de dar fruto.

La caída de Zaplana no solamente castiga al PP. Castiga al conjunto de un país que no sale de su asombro al comprobar la extensión y profundidad de los chanchullos que han protagonizado tantos políticos que en su día parecieron fiables.

 

Proceder ahora a enumerar los nombres y cargos desempeñados por esos personajes resultaría muy desanimante.

Y lo peor es que esto no ha terminado. Todavía falta basura por sacar.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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