En España se premia muy mal

Hace un tiempo, un viejo político, socialista por más señas, me comentaba que en España se premia muy mal.

Quería decir que aquí no existe tradición de reconocer los méritos y ejecutorias de las personas, por la vía de la concesión de alguna distinción o un reconocimiento público. No tenemos costumbre, y casi ni siquiera hay cauces y procedimientos.

Traigo a colación ese comentario después de haber escuchado estos días, con alguna insistencia, la reflexión de que en España “hay que morirse para que te rindan un homenaje”, a propósito de la imponente despedida tributada a Adolfo Suárez.

Aquel viejo político ilustraba su lamento explicando que en otras naciones resulta bastante normal que se premie a personas que se lo han merecido, por uno u otro motivo. Citaba, como ejemplos, los nombramientos de caballero (Sir), que con tanta frecuencia adjudica la reina de Inglaterra, o la Legión de Honor en Francia, prodigada con gran liberalidad incluso a personalidades extranjeras. Es una forma de agradecer servicios prestados.

Desde mi punto de vista, la ausencia de reconocimientos sociales, por la vía del premio, el título, la distinción y la buena consideración, constituye una grave carencia de este país. Además de un injusticia, posiblemente.

Vídeo del día

Feijóo confirma a Dolors Monserrat, que repetirá como
candidata del Partido Popular a las elecciones europeas

 

Una sociedad que no tiene el hábito de enaltecer los méritos, además de miserable y rácana, provoca que se desincentive a los mejores, que por ello corren el riesgo de conformarse con la mediocridad y el ir tirando, en lugar de apostar por lo mejor y lo más exigente aunque eso les represente algún coste.

En fin, que resulta muy triste eso de que alguien tenga que morirse para que el país le reconozca y le premie.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena