José Apezarena

Esperanza Aguirre bailando

Esperanza Aguirre está rompiendo moldes a toda velocidad, por la vía de protagonizar como candidata una campaña con gestos altamente llamativos, que logran sorprender a sus rivales, pero también a su propio partido.

La idea de desplazarse por las calles con un sillón hinchable (un chéster) en el que sentar y escuchar a los electores, es una de esas iniciativas pretendidamente rompedora. Pero también el anuncio de que se muestra dispuesta a debatir, sin exclusión, con los candidatos de todos los partidos, entre ellos las nuevas formaciones que aún no tienen representación parlamentaria, como Podemos y Ciudadanos.

Pero el gesto que más eco mediático ha merecido, repetido luego hasta la saciedad por algunas cadenas de televisión, son esos pases de baile que se marcó el sábado en el programa "Qué tiempo tan feliz", que presenta María Teresa Campos. Y no lo hizo mal.

Tanto despliegue sorprendente ha activado aún más a los críticos con la lideresa, incluidas las filas del Partido Popular, pero sin embargo ella no tiene la menor intención de cortarse. Y veremos algunos inventos más.

Si se han escuchado críticas, acusaciones de populismo barato, lo cierto es que, a estas alturas, con unas elecciones a las puertas, casi todos los políticos recurren a actuaciones más o menos llamativas, que también recuerdan aquella comparecencia de Pedro Sánchez en "Sálvame" cuando iniciaba su carrera como recién nombrado secretario general del PSOE. Hoy en día la notoriedad constituye un valor, sin el cual ninguna empresa parece realizable.

Lo que ahora ocurre es que Esperanza Aguirre se está dejando llevar, más que nunca, por su instinto, por ese acreditado olfato que siempre ha demostrado. Y en esta campaña va a poner toda la carne en el asador, asumiendo incluso el riesgo de abrasarse, porque es consciente de que, esta vez sí, afronta su último tren en la política y no lo quiere perder.

Un tren, digámoslo pronto por si alguien no lo supiera, cuya estación final no es el madrileño Palacio de Cibeles sino otro palacio, el de La Moncloa, donde ahora reside Mariano Rajoy. La lideresa se ha propuesto muy en serio alcanzar esa meta.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

 

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