José Apezarena

A García Albiol la cabeza le huele a pólvora

Mariano Rajoy ha establecido que Cataluña es uno de los objetivos prioritarios de la legislatura. Y eso está teniendo ya enormes consecuencias. Una de ellas, la atención intensiva de Soraya Sáenz de Santamaría, que ha montado su propio despacho en Barcelona y se dedica a entrevistarse allí con todo el mundo, de uno y otro ámbito político.

Lo que, sorprendentemente, no practica la vice es hablar con los suyos, con su partido en Cataluña, del que está pasando ampliamente. Lo cual ha provocado notable malestar en el PP, tanto catalán como a nivel nacional.

Quien puede salir perjudicado, incluso de manera dramática, por el nuevo aire del Gobierno es precisamente el presidente del partido en Cataluña, Xavier García Albiol, alcalde de Badalona en su día, designado para liderarlo cuando lo que buscaban allí Rajoy y su Gobierno era una línea de dureza y confrontación.

Los tiempos están cambiando, y algunos sectores gubernamentales empiezan ya a soltar que tal vez el talante y estilo de García Albiol "no son los que ahora se necesita".

Así que mucho me temo que al actual líder del PP en Cataluña la cabeza le huele a pólvora.

En febrero se celebra el congreso nacional del PP, después tienen que convocarse los congresos regionales, y entonces puede ser el momento para proceder a un cambio en la cúpula del partido en Cataluña. Eso, si no se procede antes.

No habría que asombrarse demasiado de que algo así puede acontecer. Como diría algún cínico, son cosas de la política.

Pero es que no sería la primera vez. Resulta bien conocido lo que ocurrió a Alejo Vidal-Quadras. Exitoso presidente del PP de Cataluña desde 1991, en 1996, a pesar de haber obtenido los mejores resultados electorales de la historia, fue decapitado por José María Aznar tras el llamado "Pacto del Majestic", cuando necesitó los votos de Convergencia para poder gobernar. Jordi Pujol exigió la cabeza de Vidal-Quadras y Aznar, sin temblarle el pulso, se la entregó en una bandeja.

Ese José María Aznar, por cierto, que ahora se dedica a criticar, indignado, el nuevo rumbo del partido respecto a Cataluña, siendo así que él concedió a CiU cuestiones tan delicadas como la Ley de Política Lingüística de 1998.

 

Volviendo al comentario del cínico: son cosas de la política.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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