José Apezarena

Javier Fernández no está dispuesto a que se la jueguen

La petición de ocho federaciones díscolas, de que, en la votación de investidura de Rajoy, se permita la "abstención técnica", es decir, de solamente once diputados socialistas, ha topado con la rotunda negativa del presidente de la gestora del PSOE.

Javier Fernández se agarra con fuerza, y no va a ceder, a que el acuerdo del domingo, en el Comité Federal, establece claramente que se abstengan todos los miembros del Grupo Parlamentario Socialista sin excepción, bajo pena de castigo.

¿Y por qué el presidente de la gestora no admite la fórmula de las once abstenciones "técnicas"? Una salida que solucionaría el problema de quienes siguen empeñados en el "no", es decir, los catalanes del PSC más los leales a Pedro Sánchez, que incluye a Óscar López, César Luena, Patxi López, Margarita Robles, etc. Además de algún líder regional, como Francina Armengol, que en realidad están velando por su presidencia autonómica, que depende de la voluntad de Podemos.

No lo asume, en primer lugar, porque parece poco serio que un partido ande con medias tintas, en algo que semejaría un chalaneo escasamente presentable.

En segundo lugar, porque teme que esos "once de la fama" queden marcados políticamente para siempre, con las consecuencias negativas añadidas. Cierto es que siempre cabría escoger a los más sacrificados, a aquellos que no teman verse señalados, o bien a personajes sin recorrido de futuro y sin expectativas políticas. Pero sigue creyendo que no resulta presentable un truco semejante.

En tercer lugar, y sobre todo, porque Javier Fernández, que es un político avezado, con muchos años de actividad, es consciente de que la opción de los once representa un gran riesgo. Por eso no acepta que el partido apruebe tamaña maniobra.

¿Y cuáles son sus prevenciones? Imaginemos que uno de los once juega sucio porque en realidad su disposición es la contraria de lo que ha manifestado. Supongamos, pues, que ese personaje en realidad pronuncia el "no" en la votación final cambia, en lugar de abstenerse. Rajoy no saldría investido y habría elecciones generales de forma irremediable. Que es precisamente lo que se buscaba impedir por encima de todo. Demasiado arriesgado.

Si algo así acaeciera, ¡vaya ridículo para el PSOE! ¡Y vaya problemón!

editor@elconfidencialdigital.com

 

En Twitter @JoseApezarena

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