José Apezarena

Juan Carlos I, el rey suplente

Cuando Juan Carlos I decidió dar paso a su hijo, no se sabía bien cuáles podrían ser, de cara al futuro, el papel, las funciones, los cometidos del monarca emérito. Fue una laguna más en aquel proceso, que acabó siendo precipitado, como se demostró con los movimientos que hubo que realizar para garantizar su aforamiento y evitar así cualquier riesgo, real, de verse procesado.

Tras unos meses casi en blanco después de la abdicación, poco a poco el anterior monarca ha ido asumiendo algunos papeles que le están convirtiendo en algo así como el rey suplente, o poco menos.

Además de sus visitas a restaurantes por toda España, bien identificados por alguna especial cualidad culinaria, de encuentros con viejos amigos, y de una reducida participación en episodios marineros, don Juan Carlos ha asumido varias veces la representación de España en las tomas de posesión de mandatarios americanos, aquella tarea que en los últimos años cumplió su hijo cuando era príncipe. Es un papel que alguien tenía que cubrir, y lo está haciendo perfectamente.

Y también sigue teniendo alguna atención a los problemas que puedan surgir con las autoridades saudíes en la culminación del AVE La Meca-Medina, proyecto en cuya adjudicación él tuvo bastante que ver.

Incluso, aunque ya no se trata de una actividad institucional propiamente, sino más bien de obligaciones dinásticas y familiares, asistió, junto con doña Sofía, a la celebración del cumpleaños del rey de Suecia, Carlos Gustavo.

Ahora, don Juan Carlos va a cubrir otro importante agujero, como es la representación de España en la inauguración de la ampliación del Canal de Panamá. Dada la coincidencia con las elecciones generales en España, el 26 de junio, parecía implanteable que asistiera el actual titular de la Corona, Felipe VI, quien, dada la coyuntura política, es obligado que en esas fechas permanezca en La Zarzuela. Y la solución ha sido el monarca emérito.

Imaginar una inauguración de tan importante obra de ingeniería, que ha liderado una empresa española, sin una representación de máximo nivel resultaba un despropósito. En ausencia del rey titular, cubrirá esa misión el emérito. El suplente, dicho sea con todo respeto.

Quien, por cierto, en esas tierras americanas tiene el máximo prestigio.

editor@elconfidencialdigital.com

 

En Twitter @JoseApezarena

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