José Apezarena

Juega con la cadena, pero deja tranquilo al mono

“Juega con la cadena, pero deja tranquilo al mono”. Es un refrán caribeño que Luis Luque cita en Aceprensa esta semana. Lo hace a propósito de la deriva en que ha entrado la revista Charlie Hebdo, pero pienso que puede aplicarse a lo que estamos viviendo ahora en España, protagonizado por unos grupos políticos radicales de ultraizquierda, que, como una manifestación más de su fobia, han organizado estrambóticas, incoherentes, cuando no insultantes y ofensivas, cabalgatas de Reyes (por llamarlas así).

Lo ocurrido no se reduce a una anécdota. Esconde (aunque tampoco demasiado, la verdad) una posición de fondo, una estrategia, un objetivo. Pretenden implantar, eso sí, con bastante desfachatez y por vía de imposición desconsiderada, una visión de la realidad, de la historia y de la vida que contradice el sentir más general de este país. Quieren darle la vuelta como un calcetín.

¿Qué está ocurriendo? Pues que esos nuevos grupos, que nunca en su vida se habían visto en trance parecido, ahora tienen poder, y hasta dinero, y se están atreviendo a ofender la sensibilidad católica, tratando de desmontar la idiosincrasia de esta sociedad, sus valores, sus costumbres, sus tradiciones, de una forma grosera y prepotente. Y, por si falta algo, con bastante mal gusto.

No hace falta citar el caso de las tres ‘magas’ de Valencia, o la ‘hollywoodense’ pero nada cristiana cabalgata de Reyes en Madrid, ayuna de cualquier relación con la historia y los símbolos que se conmemoran. Y otros episodios más.

El problema es que les está saliendo gratis. Que, al menos por el momento, apenas pagan precio alguno por sus atrevimientos. Con lo que es de temer que, ante la ausencia de respuestas, cada día se irán atreviendo a más. Creen, por lo visto, que no habrá resortes ni arrestos para la resistencia.

Viene aquí a cuento el asunto Charlie Hebdo. Resulta que, para conmemorar el aniversario de aquellos terribles asesinatos, la revista publica una portada en la que dibuja la caricatura de un Dios ceñudo, armado con un fusil y con las vestiduras ensangrentadas. Al pie, una sentencia: “Un año después, el asesino continúa suelto”. Cabe entender que acusan a Dios.

Luis Luque escribe: “Podría aplaudirse la ‘valentía’ de los chicos de Charlie Hebdo, su persistencia en no dejarse amedrentar, en defender la libertad de expresión y seguir cargando contra las religiones, que es, a lo que se ve, su ‘religión’ particular… Pero no. En su cuestionable celo por la defensa de las libertades se han equivocado ligeramente de culpable. ¿O será tal vez un ‘descuido’ que la divinidad representada se asemeje tanto a la manera en que la iconografía católica ha representado desde hace más de 17 siglos a Dios Padre?”.

Para ‘vengarse’ de los autores de la matanza, de aquellos fanáticos, insultan a terceros. Curiosamente a los que se sabe que no irán a por ellos armados con fusiles Kalashnikov.

El verano pasado, el editor, Laurent Sourisseau, informó que no publicarían nuevamente viñetas satíricas de Mahoma. De modo que ya no más Profeta desnudo o en poses ridículas. Mientras en  su nombre se continúa flagelando, lapidando y decapitando en distintos puntos del mapa islámico, y cometiendo actos terroristas en el corazón de París, para los de Charlie Hebdo el tema está “agotado”.

 

O sea, digo yo, que ya no más Mahomas, pero sí el Dios de los cristianos. Es que están convencidos de que los Kalashnikov vienen desde otro lado. Son valientes con los que no les van a castigar. Juegan con la cadena, pero dejan tranquilo al mono. Como aquí.

Concluye Luis Luque, “la revista satírica ha aprendido muy bien contra quién cargar sus tintas. Ahora va contra Dios”.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena


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