José Apezarena

Nerviosos, muy nerviosos, Puigdemont y Artur Mas

Algo les pasa a los líderes del independentismo catalán, que ahora parecen empeñados en venir a Madrid. Dicen que a "explicarse".

El martes, Artur Mas intervino en el Ateneo, en un debate con el ex ministro García Margallo sobre la cuestión catalana. Allí, por cierto, entre otras perlas, sostuvo que la Constitución de 1978 no tiene legitimidad en Cataluña.

Una afirmación bastante contradictoria en su caso, porque al mismo tiempo se acaba de acoger a la Carta Magna para solicitar una absolución de la condena a dos años de inhabilitación por desobedecer al Tribunal y celebrar la consulta del 9-N.

Artur Más argumenta que, con la condena, se han vulnerado sus derechos fundamentales... esos que proclama la Constitución que, según él, es ilegítima. A lo mejor tendría que aclararse.

Al mismo tiempo, Puigdemont y Oriol Junqueras han firmado juntos un artículo en la Prensa "de Madrid". Otro detalle más.

Y, finalmente, Puigdemont acaba de solicitar al Senado poder dar una conferencia en la Cámara sobre el referéndum de independencia.

Eso también resulta algo difícil de entender. Porque, ¿a qué viene plantarse en Madrid para hablar de un referéndum del que él mismo ha dicho, tajantemente: "Habrá referéndum o referéndum"? Si se va a celebrar caiga quien caiga...

A lo mejor la clave de estos novedosos movimientos habría que buscarla en lo que apuntaba Francesc de Carreras en su último artículo: que los independentistas están agobiados, más aún, ahogados. ¿Por qué? Porque afirmaron que la independencia sería efectiva en 18 meses, y ese plazo termina en junio, dentro de solo tres meses.

Vista la actual coyuntura, no parece que aquel solemne pronunciamiento vaya a cumplirse. Se sienten por ello acorralados, y andan buscando alguna salida, más o menos digna. Pretenden, en fin, que alguien se la proporcione.

 

Pero, como dice Carreras, no se lo merecen. No se merecen que les echen una mano, porque hasta ahora no se han mostrado nada dialogantes. Más bien todo lo contrario, desafiantes. Con desplantes, amenazas, incumplimiento de las leyes...

Hay, pues, mucho nerviosismo. Pero, como suele decir un buen amigo, en esos casos el mejor remedio es tomarse una taza de tila.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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