José Apezarena

Obama y el miedo a Podemos

Obama y el miedo a Podemos

A finales de junio, pero antes de las elecciones del día 26, un buen amigo, persona interesada e informada, me confesó, confidencialmente, que, según sus contactos, la visita del presidente de Estados Unidos a España tenía como objetivo “arreglar” la situación política del país, ante los riesgos que una inestabilidad interna aquí tendría en los equilibrios e intereses mundiales.

Añadió que Barack Obama planeaba entrevistarse con todos los líderes políticos para darles orientaciones, incluso instrucciones, dirigidas a conseguir una salida al difícil panorama que se avecinaba, en vísperas de unos comicios ante los que todo el mundo vaticinaba que repetirían los resultados de diciembre, y por tanto dibujarían un país sin mayorías para formar Gobierno. Lo que, de rebote, abría el riesgo de que quien finalmente gobernara fuera el Podemos de Pablo Iglesias.

Según mi amigo, el presidente iba a “llamar al orden”, por así decirlo, a los dirigentes españoles para ponerlos de acuerdo y que arreglaran la situación del país, evitando riesgos suicidas.

El veredicto de las urnas no ha confirmado aquellas previsiones, y hoy todo apunta a que habrá Gobierno con Mariano Rajoy al frente, y que no será obligado celebrar unas terceras elecciones. Podemos quedó como tercera fuerza.

La verdad, y a pesar de las confidencias de mi amigo, nunca creí que Barack Obama tuviera la menor intención de interferir en asuntos internos de España. Y mucho menos aún que nuestros líderes pudieran tolerar ningún tutelaje por parte del presidente de la primera potencia mundial.

La visita, aunque recortada, se ha producido. El presidente norteamericano podía haberla suspendido totalmente, atendiendo a lo ocurrido en Dallas y sus repercusiones en el conjunto del país. Si la ha mantenido, pienso que ha sido por dos razones.

La primera, por aprecio y estima hacia el rey Felipe VI, cuya reciente estancia en Washington, y la buena relación personal existente, han resultado decisivas para la inclusión de España en la gira presidencial a pesar de seguir con un Gobierno en funciones.

La segunda, la importancia que Estados Unidos otorga a dos despliegues militares norteamericanos: uno Morón (Sevilla), donde estaciona su fuerza rápida para intervenciones en África, y el otro Rota, enclave sustancial para el escudo de misiles.

 

Esta última es mucho más importante, como se ha demostrado con el interés directo de Obama por esa instalación militar, convirtiéndose en el primer presidente norteamericano que la visita.

Dicho sea con algo más de claridad, a Estados Unidos le importa mucho su presencia en Rota. Y por eso le inquietó tanto la posibilidad de que se produjera una victoria electoral de Podemos, opción que hace un año se manejaba aquí con bastante insistencia.

Con ese telón de fondo, se entienden mejor algunas de las frases de Obama a propósito de su visita a España. La primera, en una entrevista de El País: “Sea cual sea el Gobierno, España seguirá siendo un aliado sólido”. Afirmación que trasluce aquel temor a que Pablo Iglesias ganara las elecciones.

La segunda, la pronunciada ayer en La Moncloa durante la entrevista con Mariano Rajoy, advirtiéndole de que las desigualdades “alimentan el populismo”, en evidente referencia a movimientos como Podemos.

Y, tal como estaba anunciado, Obama se ha visto con los dirigentes de los partidos, si bien en un entorno bastante menos amigable de lo previsto inicialmente: en la base aérea de Torrejón. Allí no ha habido llamada al orden de ningún tipo.

Obama, en fin, no ha venido a arreglar la situación de España. Ha tenido un detalle con el rey Felipe VI, ha cubierto también una laguna en su historial como presidente, pero sobre todo ha venido para dejar clara la relevancia que Estados Unidos da a la base de Rota. Así de sencillo. Así de pragmático. Y así de importante para quien lo quiera entender.

 

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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