Pablo Casado tiene problemas

No lo está teniendo fácil Pablo Casado, en su intento de convertirse en presidente del Partido Popular, y por tanto ser el futuro candidato a la presidencia del Gobierno.

Ha insistido en solicitar un cara a cara con su ahora rival, Soraya Sáenz de Santamaría, y se ha topado con que el comité organizador del congreso extraordinario, presidido por Luis de Grandes, dice que "los estatutos no lo exigen". No parece una demostración de neutralidad.

Y también con la opinión del coordinador general, y número tres del partido, Martínez-Maíllo, que ha desaconsejado la celebración del debate.

Pero no solamente eso. El propio Maíllo ha tomado partido. Se ha apuntado a la candidatura de la ex vicepresidenta, rompiendo así una equidistancia que sería quizá exigible a quien ahora tiene el control en Génova, después de que Mariano Rajoy se haya ido de vacaciones y Cospedal haya dejado la secretaría general para ser candidata en las primarias.

Y empieza a topar con el feminismo, muy activamente manejado por su rival. Ayer, Sáenz de Santamaría afirmó en una cadena de radio que España "se merece" que una mujer sea presidenta del Gobierno por vez primera.

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Más aún. La ex vicepresidenta argumentó que el 67% de los que han participado en las primarias "quieren" que una mujer presida el partido.

Lo que estaba haciendo, de forma poco rigurosa, era colocar sus votos y lo que recibió Cospedal en el platillo del feminismo, frente a la condición de Pablo Casado.

El comité organizador, el coordinador general del PP y el feminismo parecen demasiados frentes para el candidato. No lo está teniendo fácil.

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