José Apezarena

Por qué Pablo Iglesias ya no quiere nada con el rey

Hoy, con enorme retraso debido a los problemas para formar Gobierno, se abre la nueva legislatura, salida de las elecciones generales que se celebraron el 26 de junio.

Como en ceremonias anteriores, el rey, en esta ocasión Felipe VI, presidirá el acto solemne, acompañado de la reina Letizia y de sus dos hijas, Leonor y Sofía. Para el monarca será, sin duda, un momento especial, porque se trata de la primera vez que protagoniza una ceremonia semejante desde que llegara al trono.

En ese acontecimiento, los de Podemos se han propuesto dar otra vez la nota. No estarán con el resto de diputados en el exterior del Congreso cuando se produzca la recepción a la Familia Real con honores militares, ni tampoco al final, en el desfile de las tropas por la Carrera de San Jerónimo.

Pablo Iglesias y compañeros han decidido omitir el saludo al monarca y permanecer en sus escaños, dentro del hemiciclo, lo que Íñigo Errejón ha llamado "su puesto de trabajo".

El líder de Podemos ha aparcado así los saludos del reciente pasado, cuando se animaba a regalar a Felipe VI los vídeos de "Juego de tronos", y posaba sonriente en La Zarzuela con ocasión de las consultas para la investidura. Piensa que ha llegado otro momento.

Si echamos la vista atrás, a hace solo dos o tres años, recordaremos que la polémica sobre monarquía o república estaba muy viva en la calle, con manifestaciones, quema de retratos del rey, mociones en instituciones... Hoy esa disputa prácticamente ha desaparecido, algo que tiene mucho que ver con el relevo en la Jefatura del Estado que se produjo en 2014, con la renuncia de Juan Carlos I y la proclamación de Felipe VI.

Pasado dos años de armisticio y convivencia pacífica, ahora Podemos parece querer resucitar el enfrentamiento. No hay que extrañarse: van a necesitar recurrir a todo tipo de argumentos, reclamaciones, protestas y movilizaciones, si quieren volver a ser protagonistas en este país, puesto que los resultados de las dos elecciones generales no les han situado donde ellos querían estar. Más bien lo contrario.

Decepcionados, se han dispuesto a echarse de nuevo a la calle para recuperar iniciativa. Ya han comenzado las movilizaciones, como ocurrió con el escrache en la Universidad Autónoma a Felipe González y Juan Luis Cebrián, la reciente huelga en la enseñanza, y con la última convocatoria del "rodea el Congreso", que no fue precisamente un éxito de manifestantes.

Como digo, Podemos recupera viejas banderas y se echa a la calle. Acaba de decidir que tienen que ser "más movimiento y menos partido". Tratan de volver a los orígenes, a los indignados y a la ocupación de plazas.

 

La dificultad que van a encontrar es que esta España ya no es la del 15 M, hace de eso cinco años. Y ellos tampoco son aquellos recién llegados desconocidos que provocaban ilusión y esperanza. Así lo reflejó el veredicto de las urnas.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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