José Apezarena

¿Pacto de Gobierno? Más bien marear la perdiz

La frase castellana "marear la perdiz", de evidentes connotaciones cinegéticas, resulta especialmente expresiva a la hora de definir, o describir, las últimos episodios en la negociación para intentar un pacto de Gobierno que impida la convocatoria anticipada de elecciones.

La definición más común es: "Dar vueltas a un asunto sin resolverlo o tomar una decisión". Y me parece que eso es lo que viene ocurriendo con el proceso que protagonizan, aunque de forma diversa y con intensidad distinta, PSOE, Ciudadanos y Podemos.

Porque, según todos los indicios, ninguno de los tres actores cree que al final va a ser posible el acuerdo. A pesar de lo cual continúan adelante, escenificando, pero sobre todo lanzando a la opinión pública el mensaje falso de que existen opciones reales.

He encontrado una definición de "marear la perdiz" algo más intencionada. Dice así: "Hacer perder intencionadamente el tiempo en rodeos, circunloquios o dilaciones que retrasen u obstaculicen la resolución de un problema, como mera táctica dilatoria".

Me malicio que toda esta parafernalia de llamadas, contactos, ofertas, encuentros, anuncios, documentos, y finalmente mesa de negociadores como la celebrada ayer, se está utilizando instrumentalmente. Desde luego, por Pedro Sánchez y el PSOE, pero seguramente también por los otros. No en la dirección de firmar un pacto de investidura, que los protagonistas no creen posible, sino para preparar el terreno y ganar opciones (o al menos no perderlas) de cara a esas elecciones del 26 de junio.

Por temor a verse castigados en las urnas, aquí nadie desea aparecer como 'culpable' de que al final haya que recurrir a una repetición de las generales. Y, por tanto, todos se esmeran en simular que han hecho lo posible y lo imposible, y que, si existe fracaso, no ha sido por su culpa sino todo lo contrario.

Ya se ha publicado que las encuestas pre-electorales adjudican a Ciudadanos una notable subida en intención de voto, por el simple hecho de que la opinión pública ha creído percibir que es el que más está haciendo por rubricar el pacto de Gobierno.

En ese horizonte electoral encaja a la perfección tanto mensaje trucado como circula. Y frases ladinas del tipo "no nos levantaremos de la mesa hasta que no haya un acuerdo". Que teóricamente pretende demostrar una absoluta determinación de alcanzarlo. Y como si bastara la presunta voluntad de lograrlo.

O esa otra, bastante manida, de "sentarse a dialogar ya es un éxito". Pues no. El éxito consiste en que se alcance el objetivo propuesto. Y, si no se logra, la palabra exacta y adecuada es fracaso.

 

He de reconocer que, observando los aparentes esfuerzos de esos partidos por llegar a un acuerdo que en realidad no creen posible, y analizando convocatorias como la mesa a tres de ayer (en la que, por cierto, los participantes, o negociadores, eran multitud), me sobreviene una intensa sensación de tomadura de pelo. No lo puedo evitar.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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