José Apezarena

Partido Popular: refundar o morir

Cada día son más numerosos los dirigentes del PP que hablan de una segunda refundación como única salida a la catastrófica situación del partido. No solo hablan de ello: son partidarios de afrontarla. Y cuanto antes.

Esa refundación supondría, por supuesto, la salida indiscutida y automática de Mariano Rajoy. Pero también de prácticamente todos los integrantes de las actuales cúpulas. Una renovación a fondo.

El movimiento interno no hay que verlo como un truco para quitar el cargo a los actuales responsables y ponerse los otros. No se trata de una oculta maniobra de sustitución, sino que lo ven como la única manera de sobrevivir.

Si el resultado de las últimas generales, siendo malo, no fue una catástrofe total, porque de alguna manera habían salvado los muebles, las últimas revelaciones de la marea negra en Valencia, la corrupción que ha ensuciado a la totalidad de la cúpula del partido, ha sido el dato definitivo. Algo así como la puntilla.

El CIS sostenía en su última entrega que el Partido Popular mantenía su ventaja. Pero era un retrato engañoso, porque aún no se habían producido los avatares de la nominación y renuncia de Rajoy a la investidura, y, sobre todo, no había implosionado el PP valenciano.

Por eso mismo, la encuesta publicada ayer en El País es simplemente la confirmación de una tremenda realidad. Según esos datos, el PP pierde 4,7 puntos respecto a su resultado del 20 de diciembre. Sigue siendo el más votado, con un 24%, pero ya a solo 7 décimas del PSOE, cuando en las generales le había sacado 7 puntos.

Y el maremoto desatado en Valencia apenas acaba de comenzar. Los daños van a ser mucho mayores. Y no solo para Rita Barberá.

Porque hoy, en la valoración de la opinión pública, ya no se salva nadie de los actuales responsables del PP. Y nadie es nadie. Así que, se entiende la angustia de esos dirigentes citados. Y sobre todo entre los más jóvenes. Se comprende que empiecen a reclamar una refundación urgente. La alternativa, si no se afronta, conduce a la desaparición. Así lo ven.

Y, en ese horizonte, los actuales barones posiblemente tampoco serán la solución, sino que habrá que echar mano de la cantera. De nombres y caras no contaminados por esta etapa. No será, pues, nada fácil.

 

Encima, si se consumara ese cambio total, copernicano, de raíz, la pervivencia como partido tampoco queda garantizada. Pero parece obligado al menos intentarlo.

Y una pregunta final. ¿Quién es, quién será, la persona capaz de liderar, de impulsar y promover, la refundación? ¿La hay? ¿Se atreverá?

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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