José Apezarena

Pedro Sánchez tendrá que apearse del burro

Hemos entrado de lleno en la vorágine para la formación de un nuevo Gobierno, que impida la repetición de esas terceras elecciones generales. Y las primeras impresiones no resultan optimistas precisamente. ¿Las actuales posiciones de los partidos son solamente fuego de artificio?

La dato firme es que Mariano Rajoy está dispuesto a gobernar, de una forma o de otra.

Su primera apuesta es el tantas veces preconizado Gobierno de concentración, con PSOE y Ciudadanos, que sumaría una aplastante cifra de 253 diputados. Sin embargo, la salida se antoja inviable. No solo porque los socialistas rechazan ir de la mano de los populares, sino sobre todo porque no pueden permitir que, de rebote, Podemos se constituya en la única oposición.

Los poderes económicos rechazan igualmente ese plan porque, si fracasa la confluencia de los tres partidos, la única "salida", la alternativa, para España será un Gobierno de Podemos. Y no desean correr semejante riesgo.

La segunda opción de Rajoy es lograr un pacto con Ciudadanos, que, al sumar juntos 169 diputados, les situaría a solo 7 de la mayoría absoluta. Hoy por hoy, tal proyecto parece también inviable, porque Ciudadanos ha dicho que no. Y así se mantiene.

Si Albert Rivera sigue en sus trece, la tercera y última apuesta es un Gobierno del Partido Popular en minoría, con solo sus 137 diputados. Mariano Rajoy, que, insisto, está empeñado en volver a ser presidente, se muestra dispuesto a intentarlo. Lo ha dicho en público, añadiendo que, una vez investido, puede firmar acuerdos legislativos parciales con una y otra fuerza parlamentaria según los casos.

Pero también esta salida in extremis presenta serias dificultades. Dando por supuestísimo que Podemos votará en contra, si también lo hace el PSOE (que ha prometido que ni votará a favor del PP ni se abstendrá), juntos suman 156 escaños, que superan ampliamente los solitarios 137 del PP. Para "salvar" la situación, Ciudadanos tendría que apoyar a Rajoy, en lugar del voto en contra o la abstención.

Así pues, la abstención del PSOE puede convertirse en requisito básico (y el menos costoso para ellos) si se busca que haya un nuevo Gobierno. En la actual situación del país, todo indica que Pedro Sánchez no va a tener más remedio que bajarse del burro y, por lo menos, abstenerse. En caso contrario, ¿será capaz de soportar la presión de aparecer como el responsable de que tengan que convocarse de nuevo elecciones?

El secretario general sigue empecinado, y con él la actual ejecutiva del partido. Pero se escuchan otras voces en el PSOE. El extremeño Fernández Vara ya ha proclamado que, según el veredicto de las urnas, un 30% de los españoles quieren que Rajoy gobierne... y no se le puede impedir.

 

Dicho todo lo cual, que Pedro Sánchez decida lo que considere conveniente. Los argumentos y las razones ya están formulados. Que haga lo que estime oportuno... si le dejan en el partido, claro.

Video-Comentario del dia Confidencialmente:

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En Twitter @JoseApezarena

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