Quim Torra es una auténtica bendición

De verdad. Quim Torra, nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña, es una bendición.

Vistos su perfil personal y político, su talante y comportamientos,  trayectoria e historial, no podían haber elegido president a nadie mejor.

Un individuo atrabiliario, con dificultad para expresarse verbalmente, insultador, xenófobo, anti español, casi racista, resulta... lo más conveniente. Para el anti independentismo, claro.

¿Se imaginan que hubieran acabado nominando a un personaje de elevada calidad personal, de altura moral e intelectual, con talento, culto, informado, moderado, respetuoso, dialogante, bien valorado, un orador convincente...? Entonces sería más complicado ponerle peros.

El separatismo catalán ha encontrado una cabeza visible, un portaestandarte, que no hace precisamente un favor a la causa, cuando no la perjudica. Desde luego, no la prestigia. Y eso, como digo, puede ser, dentro de la cabe, una buena noticia. Al menos, mejor que su contrario.

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Algo parecido podría aplicarse a su acendrado republicanismo. Como el que profesó desde la tribuna del Parlamento, en el discurso de investidura. Si la república tiene partidarios y promotores, caras visibles y líderes como el señor Torra, no será nada fácil que vaya a más tal inclinación política.

Por eso, es también una bendición para la causa monárquica.

Si a ello se añade su condición de presidente vicario, como de segunda división, interino, condicionado, dependiente, sometido al prófugo Carles Puigdemont, Torra tampoco ayuda al prestigio y predicamento del título de Molt Honorable President.

Lo dicho, una bendición.

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