José Apezarena

Quitar la gaviota pepera no basta, ni mucho menos

El PP ha decidido jubilar la gaviota, la imagen que durante casi treinta años, desde 1989, ha protagonizado su logotipo. La convención nacional que se celebrará en Sevilla los días 7 y 8 de abril, convocada con el lema ‘Contigo crece España’, estará ya presidida por el nuevo símbolo, la encina.

Martínez-Maíllo presentó y fundamentó la elección explicando que la encina “es el árbol más robusto, aguanta todo, tiene raíces profundas”, intentando así trazar una paralelismo con lo que -según él- ocurriría en el Partido Popular.

La realidad es que, en estos años finales, la imagen de la gaviota ha tenido que afrontar graves contradicciones, porque, al tratarse de un ave carroñera, se empezó a relacionar esa condición con la trayectoria del PP y los escándalos económicos. Fue entonces cuando se intentó cambiar el tiro, afirmando que en realidad el pájaro no era una gaviota, sino un charrán.

Al margen de connotaciones antipáticas, ocurre que el tiempo pasa, los gustos sufren alteraciones, las imágenes han de actualizarse, los símbolos cansan... Se entiende, por ello, que el PP haya decidido buscar un nuevo logo, con ese árbol de copa repleta de reflejos azulados, el color del partido.

Pero, si la dirección popular cree que la opción por la encina va a solucionar en alguna medida sus problemas, está muy equivocada.

La apelación a que se trata del árbol más robusto, que tiene raíces profundas y aguanta todo, podría quizá valer en circunstancias normales. Pero ocurre que el PP atraviesa una coyuntura especialmente delicada, quizá como nunca, que no se solucionará con juegos de palabras ni maquillajes externos.

No basta con cambiar la gaviota. El partido necesita una enérgica reacción, que lo saque de sus actuales rutinas cansinas, de las caras repetidas, de los mensajes aburridos y la falta de propuestas ilusionantes. De su incapacidad para llegar a la gente.

Precisa, sobre todo, una reacción que lo renueve y lo limpie. Es la regeneración que Mariano Rajoy nunca ha sido capaz de provocar, a pesar de las numerosas veces que la ha invocado y prometido.

Al Partido Popular le haría falta incluso una refundación, si quiere, no ya gobernar, sino simplemente sobrevivir.

 

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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