Susana Díaz se tapa en Madrid
Escuché a Susana Díaz ayer, durante la conferencia que ofreció en uno de los desayunos políticos tan habituales en la capital de España. Y quedé un poco decepcionado. Aunque, por otro lado, le entiendo.
Formalmente, la presidenta andaluza se expresó con claridad, con solidez y coherencia, manifestando razonamientos bien construidos, pero también revelando pensamientos de fondo al utilizar con insistencia conceptos como “mi partido” y manejar sin complejos palabras como “España”. Lo mismo que cuando concretó cuáles son sus enemigos más claros: populismos y nacionalismos. Dicho rápidamente, Susana Díaz se expresa en público bastante bien.
Digo que quedé un poco decepcionado, porque esperaba que, aprovechando ese marco mediático, desvelara algunas de sus intenciones políticas más ocultas. Esas de las que todo el mundo habla y que, en efecto, aparecieron ya en las primeras preguntas que le formularon los asistentes tras su intervención inicial.
Las preguntas que no contestó tienen que ver con sus planes de futuro. Sobre todo se refieren a la cuestión de si piensa presentarse como candidata a liderar el PSOE en el caso de que Pedro Sánchez salga trasquilado en las elecciones de junio. Trasquilado significa que no mejore el resultado del 20-D y que no supere al Partido Popular.
Se declaró partidaria de que la formación que gane las generales del 26-J asuma el Gobierno. Pero no dejó clara su posición en el caso de que el PP puede intentarlo pero necesite la abstención de los socialistas. ¿Propone Susana Díaz que, en esos supuestos, el PSOE se abstenga y deje gobernar a los populares?
No dio pista alguna. La presidenta andaluza se tapó convenientemente.
Para ello, se refugió en el argumento de que este momento político requiere centrarse exclusivamente en la campaña, en ganar las elecciones, y que el resto de cuestiones hay que dejarlas aparcadas.
Como he dicho al principio, lo puedo entender. Habría sido una despropósito, incluso suicida, haber entrado en temas tan delicados. Pero, ¡que le vamos a hacer! a mi me habría gustado escucharle.
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