José Apezarena

“Unidos… perdemos”

“Unidos Podemos… irnos al carajo”. Así comentaba ayer Antonio Burgos, en un tuit, el nuevo nombre de la coalición que han firmado Pablo Iglesias y Alberto Garzón.

Sin duda, esa denominación electoral para la suma de Podemos más Izquierda Unida provocará muchos otras versiones más o menos originales. La creatividad de los españoles está bien acreditada.

El invento ha merecido también algunas denuncias. Por ejemplo, desde los sectores críticos de IU, porque consideran que en realidad sus siglas propias (IU) y el nombre del partido han desaparecido.

Desde otros ámbitos preguntan también por qué lo que se ha suprimido, de la denominación que suma a las dos formaciones, precisamente la palabra “Izquierda”. Lo achacan a un intento de camuflar las verdaderas señas ideológicas de la coalición y de ser un intento de engañar a los votantes futuros.

Otra de las posibles variantes del nombre podría ser también este: “Unidos… perdemos”. Porque no resulta tan evidente el principio, manejado intensamente desde los ámbitos de Podemos, de que la convergencia de los dos partidos va a sumar votos de manera rotunda.

Podemos ya existía en las elecciones generales de diciembre, y sin embargo casi un millón de personas decidieron no darles su apoyo y otorgárselo en cambio a una Izquierda Unida en solitario. No es tan seguro que todos esos, que entonces no quisieron apoyar a Pablo Iglesias, lo vayan a hacer ahora en bloque. Muchos votos se quedarán en el camino.

Al mismo tiempo, el marcado tinte ideológico que asume la coalición, es decir, un alineamiento mucho más a la izquierda como consecuencia de la alianza con los comunistas escondidos tras IU, contradice aquel inicial objetivo de la transversalidad: captar votos en todas partes, sin atender a posicionamientos antiguos, de izquierdas o derechas. Unidos Podemos es, rotundamente, una formación de izquierda-izquierda, y eso podría desanimar a no pocos de esos votantes “transversales”.

A la vez, han surgido algunos riesgos añadidos. Por ejemplo, la decisión de los catalanes de En Comú Podem de constituir un partido propio, distinto del que dirige Pablo Iglesias. Por tanto, aunque entrarán en la coalición, sin embargo la campaña en Cataluña se desarrollará bajo otra bandera y con otro nombre. Y eso no va a sumar precisamente.

Dicen las gentes de Ada Colau que su maniobra tiene como objetivo poder constituir un grupo parlamentario propio, distinto de Podemos, en el próximo Congreso de los Diputados. Propósito complicado, porque el reglamento de la Cámara estipula que no pueden formar grupo aparte formaciones que no han competido electoralmente entre sí. Esa fue precisamente la respuesta que se dio a las Mareas y a Compromís tras las pasadas elecciones.

 

Una dificultad, por cierto, que va a padecer también Izquierda Unida. Si su meta es constituir grupo parlamentario propio, con los nueve o diez escaños que esperan alcanzar gracias a la alianza con Podemos, sin embargo, al no haberse confrontado con ellos en las urnas, será difícil que lo alcancen. Y creo que lo saben.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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