José Apezarena

Albert Rivera parece que tiene un plan

Albert Rivera en una imagen de archivo
Albert Rivera

Albert Rivera ha sorprendido a propios y extraños este mes de agosto, porque se ha mantenido oculto y en silencio durante semanas. El líder de Ciudadanos ha estado desaparecido.

Pero no ha sido algo coyuntural: lo ha hecho deliberadamente. Es que, entre otras cosas, se ha cansado de tutelas.

Rivera está harto de consejos no solicitados y, con tan larga ausencia, ha pretendido cortar la comunicación con todos los que se empeñan en dictarle la estrategia de futuro, y, más en concreto, siguen presionándole para que renuncie a su "no es no" a propósito de la posibilidad de facilitar a Pedro Sánchez la formación de Gobierno.

A pesar de las encuestas, que vaticinan casi unánimemente un retroceso electoral de su partido, Albert Rivera considera que ha superado el estropicio causado por la investidura, de la que no salió bien parado precisamente. Fueron horas críticas.

Porque, además de la marejada interna en Ciudadanos, con los abandonos de figuras como Francesc de Carreras, el líder acabó convertido en uno de los perdedores del pleno de investidura.

Para muchos, sus intervenciones resultaron caóticas, desordenadas, faltas de fuerza y de convicción. Y a él mismo se le vio nervioso e inseguro.

Pero, sobre todo, quedo patente cómo era menospreciado por Pedro Sánchez en todas sus intervenciones, con palabras y gestos desdeñosos, aprovechando incluso réplicas a otros oradores.

El candidato buscó quitar cualquier valor a Albert Rivera, a su persona y a su partido, del que, entre otras cosas dijo que era una formación "reversible", que valía para una cosa y para otra como las gabardinas. Por cierto, algo parecido practicaron los cómplices políticos de Sánchez en la investidura, como el PNV y Esquerra. No se sabe si tras ponerse de acuerdo todos ellos.

El líder de Ciudadanos atravesaba horas muy duras porque tuvo que imponerse internamente y mantener el "no" a la investidura de Pedro Sánchez, a pesar de que, durante el debate, el candidato se encargó de recordarle, repetidamente, que, según las encuestas, el 70% de la militancia de Ciudadanos se había pronunciado a favor de la abstención.

 

Esa cifra, por cierto, contrastaba con las posiciones de los militantes del PP: sólo el 2% apoyaba la abstención para facilitar a Sánchez la investidura, algo que permitió a su líder, Pablo Casado, una cómoda plataforma para mantener la negativa.

Albert Rivera ha sabido soportar un difícil movimiento interno de críticas, y también ha decidido desengancharse de tutores del pasado.

Dos movimientos que parecen mostrar que tiene un plan definido y claro. Que sabe a dónde quiere ir y que está dispuesto a pelearlo.Por ejemplo, sobré cómo actuar con la propuesta de España Suma.

Otra cosa es que se trate de un proyecto viable y de futuro. Pero eso es ya asunto suyo. Y lo veremos.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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