José Apezarena

Una alcaldesa llamada Ana Botella

Ana Botella ha comenzado a despedirse de la Alcaldía de Madrid y, en ese difícil momento, puede presentar algunos datos positivos sobre su gestión.

A la hora del adiós, casi nadie se atreve a formular el más pequeño reconocimiento hacia quien está de salida, los perdedores por así decirlo, porque apenas tienen ya nada con que corresponder.

La alcaldesa madrileña no ha estado muy afortunada en lo que se refiere a la acción política: ha cometido más de un error de bulto, si bien en otros casos ha resultado también víctima de la mala suerte. Eso explica, entre otras cosas, que no vaya a repetir como candidata. Pero en lo que atañe a la gestión concreta, por ejemplo en lo económico, puede presentar algunos logros no desdeñables.

Baste citar la reducción de la deuda en 3.000 millones de euros a pesar de la crisis económica. Hoy Madrid funciona con 500 millones menos que hace tres años. Ella misma ha presumido de la eliminación de la tasa de basura, de la reciente inversión de 20 millones de euros en la 'operación Asfalto', de la puesta en marcha del servicio público de bicicleta y de las inauguraciones del mercado de Barceló y el polideportivo de Vallehermoso.

La capital de España ha recuperado cifras en lo que se refiere al turismo, la carga impositiva es una de las más bajas del país, se van a rebajar los impuestos un 10%, se va a congelar el IBI...

La hora de la despedida suele resultar amarga. Es momento de ingratitudes y de olvidos. Ana Botella no ha triunfado como alcaldesa, pero deja a su sucesor/a una herencia muy distinta de la que misma ella recibió. Y eso sí que hay que reconocérselo. Aunque posiblemente no serán muchos los que lo hagan.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

 
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