Irene Montero, la ambición
"El día que Pablo Iglesias se suicidó". Es el título de una columna que escribí, en estas páginas, a mediados del mes de enero.
Afirmé entonces que el líder de Podemos había incurrido en suicidio político el día que decidió comprar el chalet de Galapagar. Aquello fue pegarse un tiro en el pie, él lo sabía muy bien, y decidió seguir adelante. Fue un suicidio controlado y programado.
Desde entonces, Pablo Iglesias ha mantenido un comportamiento muy extraño. Ha protagonizado una especie de oscurecimiento, se ha colocado voluntariamente en segunda línea, con el argumento de una baja de paternidad que podía haber interrumpido esporádicamente sin que nadie se lo echara en cara.
A cambio, el primer plano lo ha ido ocupando Irene Montero, la 'número dos' de Podemos en su calidad de portavoz parlamentaria. Ella ha acaparado las pantallas, las portadas y los focos.
Detrás de todo esto se esconde un proceso abierto en Podemos para que Montero se haga con el liderazgo.
Ahí precisamente encaja su afirmación, aparentemente extemporánea, de que "el próximo líder de Podemos será una mujer", y de que el relevo "será pronto" porque es "lo que ha pedido la gente".
Ocurre que, tal como ha revelado ECD, Irene Montero lleva año y medio preparándose para sustituir a Pablo Iglesias. Y no se lo va a impedir Alberto Garzón.
Quienes le conocen, dicen de ella que se trata de una persona con mucha ambición política. Y con determinación. Y que le gusta mandar. Ni mucho menos es, por así decirlo, solo la "compañera" del líder. Tiene voz y proyectos propios.
Podemos ha reaccionado con el anuncio de que Pablo Iglesias "Vuelve". A estas alturas de la película no les queda más remedio. Con unas elecciones generales convocadas, que se celebrarán en mes y medio, no es momento de cambios de cartel electoral. No hay tiempo.
Pero lo de Irene Montero va adelante. Ella no se va a parar.
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