¡No me amenaces, Pere Aragonés!
El presidente catalán, Pere Aragonés, ha amenazado a Pedro Sánchez con retirarle el apoyo de Esquerra si no da explicaciones por el espionaje a independentistas a través de Pegasus y si no hay asunción de responsabilidades.
"Será muy difícil que la estabilidad parlamentaria continúe", ha afirmado.
Los mensajes del Gobierno, diciendo de que no ha tenido nada que ver con ese caso de ciberespionaje, no han sido suficientes para el 'president', que ha insistido en la necesidad de verse cara a cara con Sánchez.
Dice que solo recibiendo explicaciones y asumiendo responsabilidades es posible intentar recuperar una confianza que ve “muy dañada”. Aragonés, que ha solicitado una investigación en el Congreso, ha dado también por congelada la mesa de diálogo.
Ha planteado, en fin, la posibilidad de que ERC retire el apoyo que está dando a Sánchez en el Parlamento, añadiendo que eso podría llevar aparejada una decisión similar por parte de otras formaciones políticas hasta ahora aliadas. Con lo que se truncaría la actual mayoría parlamentaria.
Lo de romper la baraja es la misma amenaza que esgrimió Esquerra en la votación de la reforma laboral, que sin embargo el Gobierno sacó adelante gracias a un diputado despistado del PP.
Lo que pasa es que Pere Aragonés se repite. Por eso el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha bromeado con la amenaza, diciendo, en alusión a la climatología, que había “elegido un buen día” para “congelar” las relaciones. “A efectos políticos, como si seguimos hibernando, es una buena decisión”, ha concluido.
En febrero anduvo con lo mismo, con la importancia de Esquerra en el mantenimiento de la estabilidad política, recordando a Pedro Sánchez que fue investido gracias al independentismo, en concreto a ERC, y que, si en el futuro quiere seguir al frente del Gobierno, debe "dialogar y llegar a acuerdos”. Se refería entonces a la demora en la convocatoria de la mesa de negociación entre Gobierno y Generalitat.
Se pasa la vida amenazando. En el mensaje navideño a los catalanes dijo que buscará "alternativas" si en 2022 no se avanza hacia la autodeterminación (la de Cataluña) y la amnistía (la de los condenados y ya indultados por el "procés").
Y esa lección la tiene bien aprendida Gabriel Rufián, quien, el pasado mes de septiembre, en una sesión de control al Gobierno, lanzó la misma advertencia: ERC retiraría el apoyo al Ejecutivo si no avanzaba el foro entre los dos Gobiernos.
Se pasan, como digo, la vida amenazando. En diciembre, Aragonés advirtió de que “cualquier ataque, riesgo y amenaza que pueda sufrir la lengua catalana es un ataque a esta sociedad y una amenaza a esta sociedad, a la nación catalana”.
Y amagó también con llevar ante la justicia al presidente del PP, Pablo Casado, por asegurar, a propósito del acoso al niño de Canet, que “hay profesores en Cataluña con instrucciones de no dejar ir al lavabo a niños que hablan en castellano”.
La amenaza de romper la baraja presenta una escasa credibilidad. Primero, porque derribar la actual mayoría dejaría sin culminar buen número de proyectos en marcha. Por eso el PSOE ha respondido retando a ERC a que se atreva a tumbar las leyes sociales pendientes. En segundo lugar, porque Sánchez puede aguantar hasta el final de la legislatura por el sencillo procedimiento de no llevar nada a las Cortes para evitar derrotas.
En cuanto a una moción de censura, con derribo del Gobierno, resulta implanteable porque, tal como andan las encuestas, daría opción a una victoria del Partido Popular de Alberto Feijóo. Y no creo que algo así apetezca lo más mínimo a Esquerra y al presidente de la Generalitat.
Me parece que Pere Aragonés debería amenazar un poco menos. Porque, a base de reiterarlo, pierde una gran parte de su credibilidad. Quizá, con perdón, debería recordar el dicho castellano “Perro ladrador, poco mordedor”. Quizá.
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