José Apezarena

Los amigos de ETA salvan a Marlaska

Fernando Grande-Marlaska, en el Congreso de los Diputados.
Fernando Grande-Marlaska, en el Congreso de los Diputados.

¡Quién le iba a decir a Fernando Grande-Marlaska que los amigos, herederos, de ETA iban a salvarle el pellejo! Políticamente hablando, claro.

¿Dónde ha ido a parar aquel juez de la Audiencia Nacional que mostró contundencia y determinación, hasta dureza, a la hora de perseguir a los integrantes de la banda terrorista y a sus adláteres? ¿Queda algo de él?

Ocurre que Marlaska evitará hoy su reprobación en el Congreso de los Diputados gracias a los votos de PNV y Podemos, los socios del Gobierno, pero también merced a la abstención de los diputados de Bildu y de Esquerra. Ortega Smith (Vox) calificó a Bildu como "los cachorros de ETA".

O sea, independentistas y separatistas apuntalando al ministro del Interior. Para que luego digan que no es verdad de toda verdad la afirmación de que “la política hace extraños compañeros de cama”.

Pienso que algo tiene que estar haciendo mal, incluso muy mal, el ministro, para que partidos de ese estilo le estén salvando el pellejo.

¿Tendrá algo que ver con el trato que está dando a ex miembros de ETA, como acaba de ocurrir con Garikoitz Arruarte Santa Cruz, condenado a 2.775 años por tratar de volar un tren Irún-Madrid, que acaba de ser acercado al País Vasco, desde la cárcel de Almería a la de Soria? Una condena que no es cualquier cosa: 2.775 años.

Dice el ministerio del Interior que el etarra “ha aceptado la legalidad penitenciaria y rechaza la violencia”. Por cierto, me gustaría saber cuántos asesinos confesos y condenados reciben trato especial y beneficios tras afirmar que ellos también “rechazan la violencia”.

La iniciativa de reprobación de Marlaska ha partido del PP, por su actitud "contraria a derecho y antidemocrática" en el irregular y sospechoso cese del jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, Diego Pérez de los Cobos.

La diputada popular Ana María Beltrán le acusó ayer de haber cambiado "la toga por el traje", y por un presidente del Gobierno "sin escrúpulos" para mantenerse a toda costa en Moncloa, y que su ministerio se ha convertido en una "máquina de cesiones" a los nacionalistas vascos y catalanes.

 

Se trata de una delicada acusación, sin duda, pero el apoyo que le van a dar hoy Bildu y ERC puede dar pie a tal afirmación.

Beltrán ha terminado su intervención diciendo: "Váyase en nombre de la Guardia Civil y de quienes estuvieron y estarían hoy dispuestos a dar la vida y defenderle ante cualquier amenaza, aunque saben que les vendería por treinta monedas de plata".

A Grande-Marlaska, por cierto, le faltó ayer valentía, cuajo personal, al abstenerse de asistir el pleno en el que se debatía la reprobación. En mi opinión, no cumplió con el deber del cargo. Porque una de las obligaciones de un ministro es estar presente en las sesiones plenaria del Congreso. Por respeto a la Cámara, y en este caso por respeto a sí mismo. Como suele decirse, huir es de cobardes.

editor@elconfidencialdigital.com

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