José Apezarena

Los Borbones frente a los Windsor

Los reyes de España con Isabel II, tras la imposición de la orden de la Jarretera a don Felipe

Las honras fúnebres de Isabel II han vuelto a traer a colación la pugna, entre las monarquías de España y Gran Bretaña, sobre quién es o no es la más antigua de Europa. Es que se está escuchando repetidamente afirmar que ese honor corresponde a la monarquía británica.

Respecto a la antigüedad, los expertos atribuyen el primer puesto a España, al trasladar sus orígenes a los años 788 y 791 con Bermudo I de Cantabria.

Pero, si nos referimos a las dinastías actualmente reinantes, la prelación de los Borbones de España sobre los Windsor de Gran Bretaña es clara.

La Casa de Windsor, anteriormente denominada de Sajonia-Coburgo y Gotha, ocupa el trono desde febrero de 1840, cuando la reina Victoria, de la Casa de Hannover, casó con Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha. El hijo de ambos, Eduardo VII (1841-1910), se convirtió en el primer rey de la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha en el Reino Unido. Fue renombrada Windsor en 1917, durante la Primera Guerra Mundial, para ocultar el origen germánico del apellido ya que entonces el Reino Unido se encontraba en guerra con Alemania.

Por lo que se refiere a los Borbones, es una casa real de origen francés, aunque la primera corona a la que accedió fue la del reino de Navarra. La Casa de Borbón es una rama de los Capetos, la más antigua dinastía real de Europa, que gobernó Francia entre 987 y 1328. El primer rey Borbón de Francia fue Enrique III, rey de Navarra, quien asumió el trono como Enrique IV. Y, el 16 de noviembre de 1700, Felipe V de Borbón subió al trono de España.

Distinciones dinásticas aparte, los actuales Windsor y Borbón son familia por distintas líneas, que confluyen todas ellas en el rey Felipe VI de España. Y han mantenido un intenso trato durante años.

Juan Carlos I e Isabel II compartían tatarabuelos: la reina Victoria y su marido Alberto de Sajonia Coburgo-Gotha. Por eso, entre sí se calificaban de “primos”. Ella le llamaba Juanito, él, Lilibeth.

Doña Sofía (princesa de Grecia y Dinamarca, como Felipe de Edimburgo), desciende también de la reina Victoria, a través de su bisabuelo el káiser Guillermo II, último emperador de Alemania.

El marido de Isabel II, Felipe de Edimburgo, era tío segundo de doña Sofía, que, por tanto, es prima segunda de Carlos III, lo que convierte a Felipe VI en primo tercero del príncipe de Gales y heredero, Guillermo, duque de Cambridge.

 

Las relaciones entre Windsor y Borbones han sido largas. Dicky Mountbatten, tío de Felipe de Edimburgo, dio unos cuantos consejos a la familia española durante el exilio. Isabel II prohijó de alguna manera a los Borbones expulsados: siendo príncipe, Juan Carlos iba con alguna frecuencia a Londres, donde le acogía la reina y vivía en Buckingham. Su padre le obligaba a asistir a almuerzos con la soberana para ‘obligarle’ a aprender inglés, aunque fuera por no pasar vergüenza.

Don Juan (de Borbón y Battenberg) hubo de suspender sus estudios en la Escuela Naval de San Fernando, en abril de 1931, con la proclamación de la República, y tuvo que terminarlos en la Escuela Naval de Dormuth. Dio la vuelta al mundo en un crucero de la Royal Navy. En 1953, acudió a la coronación de Isabel II navegando en el balandro “El saltillo”.

En los años 60 y 70, don Juan recibió, por parte de la prensa franquista, acusaciones de inglés, por haber servido en la Royal Navy, y hasta de masón peligroso. Un día, Juan Carlos fue a quejarse de ello a Franco: “No puede usted tolerar que traten así a mi padre, estando yo aquí”. A lo que el general respondió: “Oh, ya sabéis Alteza, son cosas de la prensa”.

Cuando murió Franco, y Juan Carlos fue coronado rey, uno de los pocos dignatarios internacionales presente en la iglesia de Los Jerónimos fue precisamente Felipe de Edimburgo, cuando los líderes europeos rechazaron asistir porque consideraban al nuevo rey “el heredero de Franco”

Las gestiones con Buckingham las realizó don Juan de Borbón, y la reina Isabel II quiso dar un espaldarazo internacional a la monarquía recién restaurada.

Una inglesa, Victoria Eugenia (de Battenberg), nieta de la reina Victoria, fue esposa de Alfonso XIII. A través de ella llegó la hemofilia a la familia real española. Alfonso XIII nunca se lo perdonó. Se transmite por vía materna, y el primer hijo, y heredero, la sufrió. Falleció por esa circunstancia. La hemofilia no se ha vuelto a encontrar en la familia, pero durante años ha existido bastante miedo, también respecto el entonces príncipe Felipe.

Victoria Eugenia volvió a pisar España para asistir al bautizo de Felipe de Borbón, del que fue su madrina. Fue entonces cuando mantuvo la histórica conversación con Franco para que, de una vez, nombrara heredero. Le dijo: general, aquí tiene tres Borbones, elija.

Esa buena sintonía familiar propició los cuatro veranos, de 1986 a 1990, que pasaron en Palma, alojados en Marivent, los príncipes de Gales con sus hijos.

Y Gibraltar, siempre Gibraltar, ha sido motivo serio de diferencias. Isabel II lo visitó en 1954, con Franco, quien, como represalia, decidió cerrar el consulado. Juan Carlos y Sofía no asistieron a la boda de Carlos y Diana, en 1981, porque se anunció que iniciarían el viaje de novios en Gibraltar.

A pesar de ese obstáculo, en 1988 Isabel II realizó un viaje oficial a nuestro país. Como ella misma dijo, “nunca un rey de Inglaterra visitó España”. Madrid, Barcelona, Sevilla y Mallorca figuraron en el programa oficial. Don Juan Carlos y doña Sofía se volcaron. En Palma, el rey de España la llevó a un restaurante, y la invitada confesó que nunca había comido en un restaurante.

La tensión volvió a surgir en 2012, durante las celebraciones de los 60 años de Isabel II en el trono. El príncipe Eduardo y su esposa Sophie visitaron Gibraltar para celebrarlo, y la reina Sofía, en respuesta, no acudió a aquel Jubileo.

El recibimiento que Isabel II brindó a los reyes Felipe y Letizia, en el viaje oficial de julio de 2017, fue espectacular. Un destacado respaldo a unos reyes que solo llevaban tres años en el trono.

El ahora Carlos III ha demostrado en varias ocasiones su buena sintonía con doña Letizia. En marzo de 2019, la reina viajó a Londres para apadrinar juntos una exposición sobre Sorolla. Se visualizaron los gestos de cercanía y cariño. Lo mismo sucedió este abril de 2022, cuando doña Letizia y Carlos inauguraron un museo de arte español del siglo de Oro en Bishop Auckland: Carlos le dio dos besos en la mejilla y le besó la mano con gesto totalmente british.

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