El 'buenismo' monárquico de los republicanos

La monarquía está viviendo en España sus años más tormentosos, castigada por el desgaste del simple paso del tiempo, por los escándalos económicos y personales, pero también desgastada por el persistente trabajo de quienes propugnan otra forma de estado.

En ese panorama de dificultades, no es infrecuente observar cómo se dirigen hacia la institución y sus representantes recomendaciones y consejos sobre qué hacer, cómo comportarse, qué determinaciones tomar para salir del marasmo...

Qué tiene o no tiene que aplicar el rey, si debe obligar a su hija Cristina a renunciar a los derechos al trono, si ha de abrir totalmente las puertas de su casa y de sus dineros, cómo ha de afrontar la política de comunicación, qué viajes debe hacer, qué ha de decir sobre esto y lo otro, si es obligado que dé un paso al frente en la cuestión catalana, si debe abdicar o no en su hijo Felipe, cuándo y cómo hacerlo...

De todos esos mensajes, algo que llama poderosamente la atención es comprobar que no pocos de los consejeros espontáneos que proponen salidas y soluciones son... republicanos declarados.

Por citar un solo caso, Pere Navarro, el líder de los socialistas catalanes, republicano confeso, planteó públicamente la abdicación de don Juan Carlos en su hijo como solución para regenerar y 'salvar' la monarquía.

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Así lo han hecho y lo hacen otros personajes de la misma cuerda, lo cual suscita alguna reticencia, cuando no sospecha, sobre la buena voluntad con que se lanzan consejos semejantes.

En fin, que el 'buenismo' monárquico de esos republicanos resulta cuando menos sorprendente.

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