Por qué la calle enmudece

Podría deberse tal vez al cansancio, o tal vez a que la percepción sobre la gravedad de la crisis está bajando, pero lo cierto es que los datos hablan por sí solos: en lo que va de año el número de manifestaciones en Madrid ha bajado sensiblemente, un descenso del 36%.

Lo reveló ayer la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes. Del 1 de enero al 31 de mayo de 2014 hubo en la comunidad menos movidas callejeras que en el mismo periodo del año anterior. En total han sido 803, cifra que arroja ese 36% de bajada.

Cifuentes ofreció otro dato relevante. De esas más de ochocientas protestas, al 90% de ellas asistieron menos de 200 personas. Una cifra bastante magra, la verdad.

Con ese panorama, cabría preguntarse si la cobertura que se ha dado a muchas de las convocatorias ha estado ajustada a la relevancia de quienes las convocaban y de los que asistían, y si con ello no se ha ofrecido una imagen irreal de lo que en verdad ocurre en el país y en sus calles y plazas.

Cierto es que ochocientas manifestaciones siguen siendo muchas, pero no es menor real el dato de que están bajando de forma sensible. Parece que la calle empieza a enmudecer.

A lo mejor existen motivos de cansancio. A lo mejor. Pero no habría que descartar también que la reducción en las movilizaciones tenga algo que ver con un cambio, todavía incipiente, insuficiente, pero cambio, en la percepción de lo que pasa en este país.

¿Ocurrirá que, después de estos años grises, algo empieza a resultar diferente en España? ¿Que soplan otros vientos? No sería mala noticia.

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