José Apezarena

Cataluña: la deriva intolerante de los independentistas

Estelada independentista catalana.
Estelada independentista catalana.

Los nacionalistas catalanes multiplican los ataques contra responsables políticos, artistas o universitarios que no se someten a sus tesis.

Es el resumen de un artículo que acaba de publicar Le Monde, con el mismo titular que encabeza hoy esta columna. Lo firma la corresponsal en España, Sandrine Morel, conocedora y analista de la realidad de nuestro país, y singularmente de Cataluña, autora del libro "El huracán catalán", publicado el año pasado.

Morel relata una serie de sucesos que voy a resumir.

Una lluvia de huevos cae en la escena de Badalona, para aterrizar a los pies de la cantante Marta Sánchez. Vestida de cuero, este icono del pop español de los años 90 acababa de terminar su primera canción. No interpretó ninguna otra. Con sus músicos, se parapetó detrás de las cortinas para evitar una humillación mayor.

Invitada el 18 de mayo, junto con otros artistas, para actuar en un concierto contra la homofobia, en teoría organizado bajo el signo del respeto, sufrió un boicot en toda regla.

A los huevos se añadieron gritos de "fascista", lanzado por un grupo de independentistas catalanes exaltados. Un insulto fácil en Cataluña, del que son potencialmente víctimas todos los que defienden públicamente la unidad de España.

¿Cuál era la razón de la cólera contra una cantante cincuentenaria, de viejos discos inofensivos? Sin duda, haber escrito el año anterior, en plena crisis territorial catalana, una letra para el himno nacional español.

La multiplicación de este tipo de sucesos parece la demostración de una intolerancia cada vez mayor en el seno de la sociedad catalana.

En Cataluña, la palabra "fascista", tiempo atrás un insulto habitual para calificar a los votantes del Partido Popular, ahora se ha extendido a todos los que se oponían a un referéndum de autodeterminación, a todos los "falsos" catalanes, a todos los traidores, en fin a todos los "españolistas".

 

En este clima asfixiante, ¿cuántos han abandonado Cataluña, siguiendo los pasos de Albert Boadella?, se pregunta Morel. Y su relato continúa:

En octubre de 2017, la portavoz del partido liberal y anti independentista Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el presidente del partido, Albert Rivera, fueron declarados personas non gratas por el ayuntamiento de Sant Andreu de Llavaneres. Un acuerdo simbólico, sin consecuencias legales.

La ciudad de Gerona y las localidades de Santpedor, Sant Joan de les Abadesses, Castellbisbal, Montjos, Esparreguera y otras más han desterrado simbólicamente al rey Felipe VI. Roses y Sabadell han hecho lo mismo con el anterior delegado del Gobierno, Enric Millo. Parets del Vallés, con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy

Josep Borrell, natural de La Pobla de Segur, no es bien recibido en su tierra desde que denunció las derivas del nacionalismo. Y los independentistas, que gobiernan la localidad, quieren organizar un referéndum local para "desbautizar" la calle que lleva su nombre, mientras en el pueblo una pancarta le llama "vergüenza de La Pobla".

A través de Twitter, Nuria de Gispert, ex presidenta del Parlamento Catalán, llamó a principios de mayo "puercos" a los dirigentes de Ciudadanos y del PP. Esta reincidente es conocida por haber preguntado a Inés Arrimadas por qué no se volvía a Cádiz

En noviembre de 2018, militantes separatistas depositaron excrementos ante los tribunales de justicia catalanes, uno de los últimos símbolos del Estado español en una región altamente descentralizada.

Antes de las elecciones del 28 de abril, grupos de estudiantes trataron de impedir violentamente a Cayetana Álvarez de Toledo, candidata del PP, dar una conferencia sobre nacionalismo en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Y, en junio, una conferencia sobre Miguel de Cervantes, a cargo del hispanista y especialista francés Jean Canavaggio, organizada en la Autónoma de Barcelona por Sociedad Civil Catalana, fue boicoteada por estudiantes con gritos de "Fascistas fuera".

En febrero, descendientes de republicanos españoles recibieron silbidos e insultos lanzados por independentistas, que trataron de impedir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, rendir en la playa de Argelés un homenaje a los exiliados españoles.

En estos últimos tiempos, la deshumanización del adversario político ha alcanzado un nuevo grado: en muchos pueblos, como Amer o Torroella de Montgri, los independentistas limpiaron con lejía el suelo que pisó Inés Arrimadas en sus mítines.

Hasta aquí el relato de la periodista de Le Monde. Así ven desde Francia lo que está ocurriendo en Cataluña. ¿Lo ven los catalanes?

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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