José Apezarena

Catástrofe de Gobierno

Arnaldo Otegi, en un acto de EH Bildu.
Arnaldo Otegi, en un acto de EH Bildu.

Leí hace un par de días el comentario de un conocido analista, muy activo también en redes sociales, que envió un tuit del siguiente tenor: No se puede afirmar que este es el peor Gobierno que ha tenido nunca España, porque todavía siguen gobernando y no sabemos que más pueden hacer y cuánto nos puedensorprender aún.

Y tenía toda la razón. Los hechos acaban de demostrarlo.

El aquelarre en torno al pacto firmado con Podemos y Bildu para anular absolutamente la reforma laboral que su día aprobó el PP, constituye un cúmulo de dislates como pocas veces se ha visto.

Algunos dan la ‘explicación’ de que a Pedro Sánchez le faltaban votos para prorrogar esos otros quince días el estado de alarma, de que incluso le habían llegado soplos de que se tambaleaban algunos apoyos aparentemente seguros, y tiró por la calle de en medio: optó por hacer lo que fuera precisó, todo lo necesario, para evitarlo, sin pararse en las consecuencias.

Con el argumento “esta votación no se puede perder de ninguna manera”, el presidente puso en marcha un cúmulo de errores que configuran uno de los mayores desaciertos de cuantos ha cometido hasta ahora.

El primero, firmar un acuerdo escrito con Bildu, los herederos de ETA. Escrito y sellado.

Como no podía ser menos, inmediatamente han sido resucitadas todas las promesas solemnes de Pedro Sánchez en el pasado asegurando solemnemente que “nunca” pactaría con los pro etarras de Bildu

Bildu son los mismos que están escrachando (perdón por el palabro) a la secretaria de los socialistas vascos, Idoia Mendía.

Y Bildu es rival directo del otro socio del Gobierno, del PNV, que en la actual legislatura sigue sosteniendo a Pedro Sánchez. Ahora se han encontrado con que los amigos socialistas negocian y acuerdan con su principal rival, el que le disputa el terreno más delicado, el del nacionalismo vasco.

 

¿Y como se le ha quedado el cuerpo a Ciudadanos, y a su líder Inés Arrimadas, que ven cómo su apoyo a Pedro Sánchez es compartido, y ratificado, nada menos que por los bildutarras?

El segundo error es haber firmado y asumido la derogación inmediata y absoluta de la reforma laboral. Porque, para empezar, no es posible desde el punto de vista operativo, práctico. No existe legislación de recambio, habrá que debatir y elaborar nuevas normas de calado, como el Estatuto de los Trabajadores, y le costará reunir mayorías suficientes en el Parlamento.

Y, además, con ello ha puesto contra la pared a los empresarios.

En la CEOE no daban crédito a lo que estaba ocurriendo. La anulación de la legislación laboral vigente constituiría un punto de no retorno respecto a Pedro Sánchez y su Gobierno.

Se preguntaban: ahora que el país tiene que afrontar un desafío económico como no se ha conocido en democracia, ¿el Gobierno se dispone a legislar sin los empresarios; más aún, contra los empresarios? Algo que, aparte de un imposible, es una locura.

¿Quién va a sacar adelante el país: Podemos. Bildu?, seguían preguntándose en la cúpula de la patronal. Estuvieron hasta medianoche redactando el comunicado, que al final salió bastante más tibio de lo que el cuerpo los pedía y al principio se manejó.

Pero una reacción inmediata ha sido anunciar que cortan el diálogo con el Gobierno.

¿Y Europa? A la que hemos acudido para que nos ayude a salir del atasco económico, y a la que vamos a necesitar imperiosamente para intentar recuperarnos.

Tal como contamos en ECD, en Europa se han echado las manos a la cabeza. Esa noche, los mensajes que llegaban a Madrid, singularmente a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, eran de estupor e incredulidad. Y con advertencias incluidas: si queréis dinero europeo no podréis pactar con socios indeseables.

Y así, también a medianoche, se dio marcha atrás. Pero no lo hizo el Gobierno, ni Moncloa, sino el partido, el PSOE, diciendo que en realidad no se había acordado una anulación, sino solo modificar los aspectos “más lesivos” de la actual legislación laboral .

Y aquí Pedro Sánchez ha incurrido en el tercer error. Porque también ha quedado muy tocado el acuerdo de Gobierno con Podemos. Pablo Iglesias no se ha callado, y ha rectificado a la nota de rectificación socialista diciendo: “Se va a derogar íntegramente la reforma laboral. Está firmado”. Y Otegi ha ratificado: “Lo que se pacta se cumple”.

En efecto, está firmado. Y en el papel aparece el nombre de Adriana Lastra. Que quizá sea quien acabe pagando los platos, unos platos rotos por Pedro Sánchez. A lo mejor acaban echándole a ella la culpa, cuando el muñidor y consentidor es su jefe de filas y presidente del Gobierno.

Un día escribí que este era el peor Gobierno en el peor momento de la historia reciente. Me ratifico plenamente, e incluso lo aumento: este es un Gobierno de catástrofe.

Y lo malo es que, a pesar de lo ocurrido, no puedo decir eso de que “peor no se puede hacer” porque, coincidiendo con el analista que citaba al principio, quienes hoy gobiernan España parece son capaces de estropearlo todavía más.

La pregunta final es: ¿Y todo esto tendrá algún coste para Pedro Sánchez? Porque hasta ahora ha sobrevivido a todo. A todo.

editor@elconfidencialdigital.com

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