José Apezarena

Los CDR, solución frente al independentismo catalán

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Los llamados Comités de Defensa de la República se han convertido en Cataluña en los principales protagonistas de la batalla por la independencia.

En efecto, son quienes ahora protagonizan casi todos los movimientos. Al menos en la calle. Marginando de esta forma a otros sectores y colectivos, que se han quedado fuera de foco y con pocas ganas de movilizarse.

Lo que caracteriza a los CDR es el proceder violento. Sea en asedios a personas e instituciones, sea en cortes de tráfico en autopistas, sea con bloqueos de estaciones de tren. Todo ello en un tono amenazante y belicoso que, digámoslo de una vez, se ha visto favorecido y promovido por la habitual pasividad de los policías autonómicos.

La actividad y protagonismo de los comités de la república están desmintiendo, de forma rotunda, los planteamientos de sectores aparentemente más civilizados, que insisten y tratan de poner en valor una "vía pacífica" a la independencia.

Hasta personas tan significadas como Joan Tardá han llegado a afirmar que la independencia no merece el precio ni siquiera de una vida.

La belicosidad e intransigencia de los CDR podría devenir en una herramienta para desmovilizar el independentismo. Al menos en el corto plazo.

El precedente más cercano son los famosos chalecos amarillos de Francia. Una exitosa revuelta ciudadana, que ha obligado al presidente Macron a desdecirse de los acuerdos para elevar el precio de carburantes considerados más contaminantes, como el gasóleo.

Sin embargo, la protesta está empezando a languidecer de forma acelerada. Razón: ha sido desbordada por una minoría radicalizada, protagonista de actos de violencia que están desmotivando y desmovilizando al resto.

La última convocatoria, la sexta, del 22 de diciembre, ha confirmado una brusca reducción de participantes. Desde el pico de 280.000 manifestantes por toda Francia el 17 de noviembre, el descenso es imparable: 166.000 el 24 de noviembre, 136.000 el 8 de diciembre, 66.000 el 15 de diciembre, y solamente 38.600 el pasado día 22.

 

Además, la convocatoria del 22 derivó en actos de violencia casi extremos. Cuatro policías en moto fueron víctimas de un intento de linchamiento en los Campos Elíseos, cerca del Sacré Coeur se entonaron cantos antisemitas, incidentes en el Metro con personas mayores, y hasta la reivindicación del régimen de Petain, en Vichy. Además de actos de vandalismo en autopistas, en Angulema, una efigie del presidente de la república fue decapitada, hubo agresiones a periodistas...

A las cinco semanas de su nacimiento y eclosión, los chalecos amarillos se apagan, por una violencia que ha desnaturalizado el sentido de la cólera inicial. Y esta convirtiendo en inútil ese procedimiento.

A lo mejor con los CDR está ya pasando algo parecido. Desde que han ocupado las calles, los ciudadanos han dejado de movilizarse. Así que pueden convertirse en una solución frente al independentismo. Al menos en el corto plazo.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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