José Apezarena

El cese de Irene Montero

La ministra de Igualdad, Irene Montero.
Irene Montero

Pedro Sánchez está deseando que Irene Montero abandone el Gobierno. Bueno, en realidad que se vayan las dos ministras “de” Podemos, es decir, ella y Ione Belarra. Dos por el precio de una, como suele decirse.

Digo deseando que se marchen, porque el presidente no quiere ser quien las eche, sino que ellas opten por irse. Voluntariamente, por así decirlo.

Y ha fijado en la fecha del 7 de marzo, víspera del Día de la Mujer, el momento en que se podría producir tal acontecimiento. Porque ese día se vota la admisión a trámite de la reforma de la ley del “solo sí es sí”, presentada por el PSOE con la oposición de Montero y sus fieles seguidoras

Sánchez está dispuesto a sacar adelante la reforma como sea. Si los aliados tradicionales, la llamada mayoría de Gobierno, no le secundan, no le importará hacerlo con el apoyo de los votos del Partido Popular. Tanta importancia da a cerrar, de una vez por todas, la sangría electoral que le está provocando la dichosa (otros la llamaría desgraciada) ley de “solo sí es sí”.

Ocurre que Montero y Belarra tendrán que ‘retratarse’ ese día, 7 de marzo, ya que, como miembros/as del Gobierno, deberían que votar a favor de la reforma. Salvo que opten por marcharse, por dejar las Carteras, para no tener que hacerlo.

Con ese horizonte, Sánchez ha aparcado una crisis de Gobierno que es obligada debido a las salidas de Carolina Darias y Reyes Montero, candidatas en las elecciones del 28 de mayo, a la espera de ver qué decisión toman las dos ministras podemitas.

Se había hablado de una crisis ‘corta’, reducida a sustituir a las dos candidatas y poco más, quizá con el añadido de un desgastado Grande-Marlaska, al que recientemente reprobaron en el Congreso; y de una ‘larga’, la de verdad, pensando en las elecciones generales de finales de año, que consagraría la ruptura del Gobierno de coalición con Podemos.

Ahora parece descartarse tal escenario, porque Moncloa piensa que una doble remodelación sería “mostrar debilidad en dos ocasiones sucesivas”.

Sea cuando sea, la decisión de Pedro Sánchez es nombrar nuevos ministros solo a socialistas. Si Montero y Belarra abandonan, no las reemplazará por dos podemitos/as.

 

Cuentan en su entorno que Sánchez trabaja ya prácticamente como si Podemos no fuera un factor relevante del Ejecutivo.

Por si falta algo, el presidente tiene datos que muestran que prescindir de Irene Montero no le causará ningún daño político. Y que hasta le dará algún apoyo, porque conoce bien que la ministra de Igualdad se ha ganado el rechazo de buena parte del electorado femenino de casi todos los colores.

Un reciente estudio muestra que dos tercios de las mujeres reprueban el trabajo de Montero en Igualdad.

El 51% de los que votaron al PSOE en las pasadas elecciones generales, y el 35% de los que apostaron por Unidas Podemos, valoran como mal o regular la gestión realizada por el Ministerio de Igualdad, un rechazo que sube hasta el 64% en el conjunto de los entrevistados.

Las mujeres son más críticas (65%) que los hombres (63%), y la censura se produce mayoritariamente por los encuestados que viven en pareja (el 64% de los que tienen hijos y el 67% de los que no los tienen) y han ido a la universidad (65%).

El 58% de los entrevistados califica de mala o regular la política del Gobierno para reducir la desigualdad, es decir, lo que ha hecho Irene Montero, que es la ministra del ramo. Las más descontentas son las mujeres (61% frente a un 55% de varones). El escepticismo llega hasta el 50% de los votantes de Unidas Podemos y hasta el 37% de los seguidores del PSOE, y es más acentuado en los encuestados más jóvenes (de 18 a 29 años), los que viven con sus padres y los que tienen un menor nivel de estudios.

El veredicto parece bastante claro para Irene Montero.

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