José Apezarena

Cómo cargarse la monarquía

Cartel de la Coordinadora Republicana.
Cartel de la Coordinadora Republicana.

Corrían los años ochenta. Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa del Rey, visitó en su despacho al director de un importante diario, con sede en Madrid.

El motivo de la entrevista era que el periódico llevaba un tiempo publicando noticias negativas para la monarquía, y Fernández Campo optó por afrontar el problema de cara.

El diálogo con el director fue, más o menos, el siguiente:

-¿Vosotros queréis cargaros la monarquía?

-No, fue la respuesta del primer responsable del diario.

-Pues, entonces, no juguéis.

Y, en efecto, aquel director moduló lo que estaba empezando a ser una campaña contra la institución, porque en realidad no quería cargarse la monarquía.

Afirma un viejo dicho español, un tanto elemental, lo reconozco, que no hay que jugar con las cosas de comer. Y me parece que cabría aplicarlo también a la monarquía, ahora ubicada en el ojo del huracán de la disputa política.

Es cierto que en el país existen algunos partidos republicanos, interesados por tanto en cualquier procedimiento que sirva para desgastar la imagen y aprecio por la monarquía, con la esperanza de conseguir un día su eliminación. Están en su derecho de intentarlo, aunque no comparto sus tácticas, que ahora prefiero no calificar.

 

Pero tiene menos sentido, o ninguno, que formaciones políticas muy relevantes, como son sobre todo Partido Popular y PSOE, utilicen la figura del rey y la institución como un campo de batalla en su lucha por el poder. Como una excusa más para el desgaste mutuo.

Doy por cierto que ni el PP ni el PSOE tienen intención de provocar un cambio en la forma del Estado. Al menos, no ahora.

Si eso es así, deberían dejar fuera de la batalla al rey y la monarquía. Lo contrario puede conducir a cargársela. Aunque teóricamente no lo quieran.

Y lo mismo, o más aún, habría que decir del Gobierno. Y de su presidente El espectáculo de unos ministros descalificando al monarca resulta bastante inusitado. Por no decir otra cosa.

Así que, como con las cosas de comer, con la monarquía mejor no jugar. Me parece a mí.

editor@elconfidencialdigital.com

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