José Apezarena

El compañero Hollande se la juega a Pedro Sánchez

Uno de los juramentos electorales de Pedro Sánchez, punto principal en el programa de las generales y núcleo básico de su discurso para la investidura, es la derogación de la reforma laboral aprobada por el PP.

Bueno, pues ahora resulta que su correligionario François Hollande, presidente de Francia, se ha propuesto aprobar en el país vecino una legislación laboral "a la española", es decir, inspirada en lo que se ha hecho aquí.

No es cualquier asunto, porque la reforma se ha convertido en el proyecto más simbólico de Hollande, y de su primer ministro, Manuel Valls. Y la iniciativa ha abierto en canal el socialismo francés, además de anunciarse una batalla frontal por parte de los sindicatos, que ya planean una huelga general para el 31 de marzo.

La reforma laboral "a la española", es decir, estilo Partido Popular, no deroga formalmente la sacrosanta ley de las 35 horas semanales, pero de hecho la desmonta. Amplía y facilita los despidos por razones económicas: si hay cuatro trimestres de pérdidas o por descenso de facturación. Y, encima, rebaja los topes de indemnización por despido: 15 meses, frente a los actuales entre 24 y 27 para empleados con más de 20 años de antigüedad.

Al igual que se está aplicando aquí, el proyecto prima los convenios de empresa, es decir, los acuerdos entre el comité y los propietarios, por encima de los convenios sectoriales, lo que deja a los sindicatos sin una de sus principales bazas.

El ala izquierda del PSF, sectores radicales, movimientos estudiantiles y, sobre todo, los sindicatos, han anunciado que se opondrán a un proyecto que califican de "liberal". Hoy está convocada la primera gran protesta en la calle, pero los esfuerzos principales se centrarán en la huelga general del día 31. Un manifiesto de rechazo, promovido por una ex colaboradora de Hollande, ha recogido más de un millón de firmas en contra. Solo la patronal y dirigentes del partido Los Republicanos, de Sarkozy, apoyan el cambio.

Manuel Valls ha dicho que se trata de una reforma "vital" para Francia. Mientras, los sindicatos replican que es un paso más hacia la “precariedad emprendida por muchos Gobiernos europeos”. Los radicales del partido socialista acusan al primer ministro de ser el ejemplo más claro de la “deriva liberal” del Gobierno.

Dentro del socialismo francés se vive un duro pulso entre socialdemócratas y socioliberales, del que dependerá el futuro del presidente Hollande y de su primer ministro, lo mismo que de sus hasta ahora tímidas reformas, entre las que la legislación laboral se ha convertido en el principal caballo de batalla.

Muy claro parece tener François Hollande la necesidad, y aun la urgencia, de la reforma, para haberla planteado a sólo 14 meses de las elecciones presidenciales y en un momento en que su propia valoración anda por los suelos, 17%. Y, encima, en contra de las sacrosantas posiciones del compañero Pedro Sánchez.

 

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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