José Apezarena

Yo (lo confieso) he sido torero

Corrida de toros.
Corrida de toros

Por lo visto, la defensa o no de los toros, llamada también, significativamente, "fiesta nacional", se ha convertido en piedra de toque para saber si uno es de derechas o de izquierdas.

Apoyar los festejos taurinos y las corridas es de derechas, mientras que pedir la supresión y abolición es, por supuesto, de izquierdas.

La presión acerca de asunto tan delicado y crucial se ha convertido en un peso muy fuerte, hasta que casi se ha convertido en insoportable.

Que se lo digan al hijo de un torero valenciano llamado "Carbonerito", a quien (al hijo) en el pasado se vio en toriles y barreras, y que ahora ha abjurado de tan nefanda inclinación, hablando de la "España casposa". Es que es ministro. De izquierdas, por supuesto.

Y yo tengo un problema a ese respecto. Me explico.

Según las estadísticas oficiales, uno de cada cuatro contratos temporales que se firman tienen una duración inferior a siete días. Pues me temo que yo he contribuido a tan tremenda estadística.

Porque más de una vez que he participado en programas de televisión, tanto en espacios largos como en debates periodísticos y en tertulias, he tenido que firmar cada vez un contrato temporal. Un contrato muy singular: de un día de duración.

Por lo visto, es la forma de regularizar ese tipo de colaboraciones esporádicas y aisladas. Se trata, por supuesto, de una práctica legal.

El problema a que intento aludir es que, para sorpresa mía, en el resumen de mi vida laboral, que, como a todos, envía el ministerio de Trabajo, por esos contratos se me coloca en el sindicato de actividades diversas. Y, más en concreto, entre los toreros.

 

Así que ya no puedo pronunciarme a favor o en contra de los toros, porque mi opinión queda invalidada por una evidencia oficial: he sido torero. ¿Tengo que pedir perdón? ¿Y a quién?

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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