¿Covid? Chapuza, chapuza y más chapuza
A finales de septiembre, en plena segunda ola, cuando España volvía a ser el país de Europa con más contagios y más fallecidos, The Lancet y The Lancet Publich Health publicaron sendos artículos sobre la respuesta al coronavirus.
Identificaron los diez fallos que habían condenado a España en su lucha contra el Covid-19. En síntesis, los siguientes:
1. Falta de liderazgo. En el Gobierno y la oposición, incluyendo las Comunidades Autónomas, con constantes reproches a lo largo del estado de alarma.
2. Descoordinación. Especialmente entre el Gobierno central y las Comunidades Autónomas. Cada uno ha mirado por lo suyo,
3. Equívoco papel de la ciencia. Los responsables políticos han confundido de forma interesada el supuesto soporte científico de sus decisiones con consideraciones de carácter político y económico.
4. Falta de datos. Los datos han tenido que ser modificados en varias ocasiones por una mala gestión en los números. No ha habido los mismo criterios en todas las comunidades, no se ha conocido la situación real de esta crisis.
5. La controversia política. La pandemia se ha usado como un arma entre los diferentes políticos. La crisis pedía un pacto entre todos para luchar contra el coronavirus que no ha existido.
6. Falta de pedagogía y de transparencia. Ha faltado comunicación con la ciudadanía, para que adopte las medidas y entienda por qué se toman. A pesar de las múltiples ruedas de prensa, la confusión ha sido la tónica, hasta el punto de creer que no se estaba contando la verdad. Eso ha provocado bulos y negacionismos, además de miedos e inseguridades.
7. Rápida desescalada. Reactivar la economía se convirtió en la principal premisa y ese fue el gran error. El proceso de desescalada fue muy rápido. Las restricciones solo se deberían haber levantado en su totalidad tras haber asegurado un sistema sanitario robusto y seguro.
8. Respuesta lenta y falta de contundencia. Todos los rebrotes de coronavirus han ido acompañados de una decisión tardía de restricciones o medidas para controlar la expansión del virus. El objetivo de no dañar el tejido económico ha sido un error.
9. Sistema sanitario debilitado. Por los recortes tras la crisis del 2008. El foco se puso en las camas y UCIs hospitalarias, pero los déficits de personal asistencial han sido palmarios. La situación ha provocado retrasos en otros diagnósticos y tratamientos, calendarios alterados de vacunación infantil, e incluso miedo entre los pacientes para acudir a sus citas.
10. Falta de rastreadores: Siguen siendo insuficientes. Hemos tenido muchos menos que otros países, y no se puede combatir un virus sin saber donde está.
Hasta aquí el veredicto, hecho desde fuera. Ahora, cuatro meses después, cuando el país afronta una terrible tercera ola de contagios, a la vista de ese balance, ¿se ha arreglado algo en España? La conclusión es que no.
No solamente eso. Es que han continuado las chapuzas. Muchas de ellas incomprensibles.
A todo lo ya enumerado cabe añadir algunas más:
-El famoso Radar Covid, anunciado a bombo y platillo, es un monumento a la inutilidad.
-No hay las jeringuillas especiales que permiten extraer de los viales de Pfizer la sexta dosis, con lo que utilizamos solamente cinco y perdemos una.
-La vacunación va muy lentamente, no se cumplen los calendarios.
-Falta absoluta de control sobre las dosis, aprovechado por algunos para vacunarse cuando colectivos de riesgo aún no la han recibido.
-Y hasta unos hospitales de campaña que vuelan por los aires cuando llega una tormenta mediana.
Desearía que no fuera así, pero, lamentablemente, la conclusión es: chapuza, chapuza y más chapuza.
Y Salvador Illa se ha ido de rositas. A ser candidato en las elecciones catalanas. Aunque a lo mejor la culpa principal no es suya, porque tenía a otros por arriba.
Encima, la Unión Europa no está recibiendo de Pfizer la vacunas contratadas, que por tanto no están llegando a nuestro país. La OMS acaba de enviar a España este mensaje: “Déjense de parches y hagan un cierre total de tres o cuatro semanas”.
En fin.
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