José Apezarena

Del doberman al perro de Albert Rivera

Albert Rivera con el perrito que hizo famoso durante la campaña electoral del 10-N
albert rivera

Inevitablemente, las campañas electorales suelen ser escenario de extravagancias y tonterías, como también de sobreactuaciones y excesos.

Acuciados por la necesidad de conquistar el voto, y más aún de amarrarlo, eso ocurre, sobre todo en los tramos finales, cuando quedan pocos días para que se decante el veredicto de las urnas. Entonces, líderes y partidos incurren en todo tipo de comportamientos exagerados para intentar arreglar lo que ya parece irremediable.

Los que corren más peligro de protagonizar actuaciones desmadradas son, por supuesto, quienes empiezan a sentirse desesperados. Aquellos que sienten en la nuca el aliento del fracaso, porque ven que les va mal en los sondeos e intuyen que se encuentran al borde de sufrir un batacazo.

En tales circunstancias, no es extraño que los afectados recurran a cualquier aparente remedio, por extraño que pueda parecer, asumiendo con ello riesgos que no aceptarían en otras circunstancias.

Esos candidatos y partidos en dificultades entran en la dinámica del, por así decirlo, de perdidos, al río. Como peor no me puede ir... arriesgo y a ver si sale bien.

Acudiendo al pasado, es famosa aquella comparecencia televisada de Adolfo Suárez, entonces todavía presidente del Gobierno, a la que acudió con una camisa de talla superior a la suya, de forma que el cuello le quedara grande y con esa imagen pareciera alguien necesitado de ayuda. Casi daba pena, pero la táctica resultó eficaz porque ganó las elecciones en el último minuto.

Las anécdotas sobre actuaciones insospechadas son numerosas. Baste citar el desnudo del candidato primerizo Albert Rivera, cuando se presentó a las elecciones catalanas de noviembre de 2006. Un recurso que, a lo que parece, también produjo réditos electorales.

Y vale la pena recordar aquella presentación estelar de Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, en plan "matrimonio Kennedy" a la española, con una aparatosa bandera nacional desplegada como trasfondo. O, por citar otro episodio más, ahí está la inolvidable "niña de Rajoy".

Acudiendo al pasado, no se olvida fácilmente la campaña de 1996, en la que se hizo famoso un vídeo del PSOE con un amenazante doberman representando al Partido Popular. Aunque, por lo visto, esta vez no surtió efecto porque los socialistas perdieron las elecciones. Felipe González fue derrotado y ganó José María Aznar.

 

Ahora, por cierto, Albert Rivera ha sacado a pasear a su perro Lucas, en lo que más parece una improvisación de última hora que un plan prefijado.

Pero es que, como he dicho, los desesperados son los que más riesgo corren en las vísperas electorales.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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