José Apezarena

Don Juan Carlos vuelve a casa

Ana Pastor y el rey don Juan Carlos.
El rey Juan Carlos, en una visita a Emiratos

La próxima semana hará las valoraciones que correspondan y comunicará “las decisiones que pueda tomar don Juan Carlos”. Es la escueta contestación de su abogado, tras conocerse la decisión de la Fiscalía de archivar todas las investigaciones que afectaban al rey emérito. Remite, pues, a la semana próxima.

El anterior monarca ha visto radicalmente despejado su horizonte penal, ese que le hizo abandonar, primero, toda actividad institucional y, después, auto exiliarse en Abu Dabi, donde ha permanecido más de año y medio.

En el caso de las supuestas comisiones por el AVE La Meca-Medina, la Fiscalía concluye que no ha quedado demostrado que los millones de Arabia Saudí se entregaran a cambio del contrato. Y sobre los pagos con las tarjetas black, establece que tampoco hay constancia de contraprestación alguna. Otra cosa son las cuentas en Jersey y demás.

Por “insuficiencia de indicios incriminatorios” en unos casos, por la regularización fiscal acometida (los cinco millones pagados a Hacienda), por “prescripción del delito” en otros casos, o finalmente por “la inviolabilidad del Jefe del Estado”, don Juan Carlos se ha librado de cualquier responsabilidad penal.

Otra cosa es, pienso yo, su comportamiento irregular y delictivo, que ha existido como tal, aunque, sin embargo, no le va a ser exigido judicialmente por los motivos citados.

El archivo de las tres investigaciones constituye, por supuesto, una buena noticia para don Juan Carlos, que está más que harto de la soledad de Emiratos. Ya planeó volver a España esta Navidad, cuando la Fiscalía anunció tal posibilidad, y se frenó por el pleito que tiene pendiente en Londres, interpuesto por su ex amiga Corinna Larsen, que le ha denunciado por amenazas y acoso.

Un juez inglés tendrá que decidir ahora si procede contra el rey emérito, quien ha fundamentado su defensa en la inmunidad que le corresponde como miembro de la familia real española y en la aplicación de la británica Ley de Inmunidad de los Estados.

Está por ver si el magistrado admite ese argumento, pero en cualquier caso es cierto que don Juan Carlos forma parte de la familia real, de la que en ningún momento se ha visto excluido.

Así pues, y a expensas de lo que ocurra en Londres, don Juan Carlos tiene vía libre para regresar a España. ¿A dónde? ¿Cuál será su alojamiento?

 

Sin duda, el retorno será negociado detenidamente con La Zarzuela. Entre otras cosas, porque el rey emérito tiene la voluntad, cada días más firme, de no tomar ninguna decisión que no lleve el visto bueno de su hijo. Así lo está demostrando últimamente.

¿Volverá a vivir en La Zarzuela? ¿Y por qué no? Es su casa desde hace más de cincuenta años, además de su domicilio legal y fiscal. Y en este tiempo no se ha producido ninguna mudanza: tiene todas sus cosas allí.

En cualquier caso, insisto, la última palabra la tendrá La Zarzuela. O sea, su hijo, que deberá valorar bien el efecto simbólico de una vuelta a palacio.

Habría una opción: habilitarle una zona del Palacio Real, donde ya se le instaló un despacho de trabajo pero que apenas ha utilizado. Sin embargo, se trata de un lugar frío, demasiado aislado, en el que no tendrá apenas compañía.

¿La casa de la infanta Elena? Acaba de mudarse a un piso en la calle Almagro que tiene cuatro habitaciones, pero presenta los inconvenientes de ser una casa dentro de un edifico, de encontrarse en el caso urbano, sin zona de jardín...

¿Sanjenjo, llamada en su día la nueva corte de don Juan Carlos? Volverá, sin duda, al club de mar, porque desea competir de nuevo en su barco Bribón, pero no pasará de ser un refugio temporal. Fuera de la temporada de regatas, aquello se vacía, está demasiado lejos de Madrid, el clima en invierno resulta desapacible...

Sin duda, don Juan Carlos puede disponer del domicilio de unos cuantos amigos, de los íntimos, de los de verdad. De esos que aportaron dinero para pagar las fianzas a Hacienda, un episodio en el que unos cuantos se negaron a aflojar el bolsillo.

De entrada, descarto la opción de Portugal, porque don Juan Carlos donde quiere estar es en España, no en el extranjero.

Existe un última posibilidad. Que no tenga una residencia estable, permanente, sino que cambie de lugar por temporadas, dependiendo de amistades, aficiones, temporadas deportivas, etc.

¿Y cómo estará hoy el rey Felipe VI? Como hijo, sin duda aliviado de que los nubarrones penales que amenazaban a su padre hayan quedado despejados. Como rey, deseando acertar en las decisiones que tiene que tomar sobre el cuándo, el cómo y el dónde del regreso de don Juan Carlos a España.

Se trata, no obstante, de algo que tiene bastante pergeñado desde hace algún tiempo, y que, por supuesto, ha despachado con el presidente del Gobierno para obtener su visto bueno.

editor@elconfidencialdigital.com

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