José Apezarena

¡Enhorabuena, Irene Montero!

Irene Montero y Pablo Iglesias.
Irene Montero y Pablo Iglesias.

Señora ministra de Igualdad, doña Irene Montero. Lo has conseguido. Te ha costado, has tenido que pelear, has sido tozuda, perseverante, y al final te has salido con la tuya. Con las tuyas, porque son varias las hazañas conseguidas.

De entrada, has dividido al feminismo, dejando fuera a las que llevaban años, desde antes de que tú nacieras, luchando por los verdaderos derechos de la mujer. Son las que, frente a tus posiciones, han defendido y defienden la abolición de la prostitución, la eliminación de vientres de alquiler y el no al género. Esas han quedado desactivadas, marginadas, aparcadas. No es pequeño mérito.

Pero, sobre todo, con las leyes que has sacado adelante, has colocado una carga de profundidad en la línea de flotación de la integridad de este país. La mecha está encendida y el estallido no se hará esperar.

Has montado, en efecto, un buen jaleo con el “solo sí es sí”. Y yo pregunto. ¿Qué pasará cuando, uno de los que has logrado que salgan a la calle antes de tiempo, vuelva a delinquir, atacando a una desconocida, a su ex compañera, a su hija, a su nieta...?

El drama es que algo de eso va a suceder. ¿Qué les dirás, entonces, a las mujeres víctimas? ¿Con qué rostro comparecerás ante los medios? Y, sobre todo, ¿a quién echarás la culpa esta vez?

Has sacado, además, otras dos leyes especialmente demoledoras de la sociedad. La ley del aborto y la ley trans. Y lo has conseguido tu solita. Pocas veces una persona en solitario ha llevado a término una acción tan destructora. ¡Enhorabuena! La historia lo recordará.

Las consecuencias de tales cambios legales, en distintos ámbitos personales, van a ser terribles. Por resumir, y como escribe un conocido analista, a partir de ahora “un menor de edad está más desprotegido en España que un roedor: en lugar de ayudarle, se le anima a tomar decisiones inmaduras irreversibles”.

Pero, la verdad, tú no tienes la culpa. O al menos no toda la culpa. La tiene el que manda, Pedro Sánchez, quien, quizá por convicciones ideológicas, pero más bien por intereses personales y políticos, te ha dejado hacer esa labor destructora.

Así que no nos despistemos. El brazo ejecutor ha sido Irene Montero, pero el responsable (culpable) es Pedro Sánchez. Él mismo se ha preguntado si pasará a la historia y creo que él sí, que lo logrará. A la historia negra de este país.

 

Por tanto, todo lo que sobrevenga como resultado de esos cambios legales, el destrozo de la sociedad española, en las familias y en la gente joven, singularmente entre la mujeres; la serie interminables de dramas personales que se van a visualizar, hay que cargarlo en las espaldas del todavía presidente del Gobierno.

Se trata de un nuevo daño al país, que habrá colocar en el casillero de Pedro Sánchez junto con el éxito de haber desmantelado el Estado.

Tal como ha proclamado el Tribunal Supremo, gracias a sus atropelladas reformas legales, además de quedar impune la intentona separatista de Cataluña, ha dejado indefenso al país frente al delito de rebelión, es decir, en materia tan grave como la unidad y permanencia de España.

Ya cuando se anunció la supresión del delito de sedición me atreví a utilizar el término “traidor” respecto al presidente del Gobierno. Y lo argumenté. Pero veo que, junto al "Que te vote Chapote", se trata de un calificativo que se va generalizando. Se lo gritaron en Salamanca, durante la Conferencia de Presidentes, y ahora ha vuelto a ocurrir este fin de semana, cuando asistía a la semana de la moda.

¿Estará tomando nota el presidente del Gobierno o le da igual todo?

Por cierto, que, pensando en Irene Montero, me ha venido a la memoria una frase de C. S. Lewis: "Cuando uno se está acercando a un acantilado, lo más progresista es dar dos pasos atrás".

editor@elconfidencialdigital.es

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