José Apezarena

A España le conviene que Pedro Sánchez siga gobernando

El gobernador del Banco de España, en una comparecencia en el Congreso

La situación económica en España presenta detalles muy inquietantes. Como son los que se refieren al nivel de paro y a la deuda del país.

La tasa de desempleo en España, con datos de agosto, es del 16,2%, de los que el 18,4 corresponde a mujeres y el 14,2 a hombres. El desempleo en menores de 25 años está en el 40,8%, es decir, cuatro de cada diez no tienen trabajo.

Junto a Grecia, España lidera el nivel de paro en toda Europa, y está a la cabeza en desempleo juvenil.

Con datos también de agosto, la deuda pública es del 122,25% del PIB, y la deuda per capita, o sea lo que ‘debemos’ cada español, está en 29.897 euros. Respecto al año anterior, ha crecido en 2.637 euros por habitante. Si comparamos la deuda en el segundo trimestre de 2021 con la del mismo trimestre de 2020 vemos que se ha incrementado en 133.661 millones de euros.

El Banco de España acaba de anunciar una “revisión significativa a la baja” de sus previsiones de crecimiento para este año y, en menor medida, también para 2022, debido a la rectificación del INE del segundo trimestre, la alerta por los cuellos de botella en las cadenas de suministro y los altos precios de la energía, que pueden afectar a la recuperación económica.

Estamos padeciendo una irrefrenable subida del precio de la electricidad, que se viene sufriendo en todos los hogares, y que, sin embargo, está siendo recibida con una resignación benedictina. Como si no estuviera pasando nada. Una crisis semejante, con un Gobierno de la derecha, habría incendiado las calles hace meses.

Charlé hace unos días con una destacada personalidad del mundo empresarial, que resaltaba precisamente esto último: la tranquilidad social que reina en este país.

Lo relacionaba directamente con el perfil ideológico del actual Gobierno, que, de una forma de otra, tiene controlados a los agentes sociales. Y, más en concreto, a los sindicatos, que son los que, todavía, conservan alguna capacidad de movilización.

La existencia de un Gobierno “de izquierdas” parece haber amordazado igualmente a colectivos que en otros momentos protagonizaron sonoras protestas a propósito de conflictos como los desahucios, la penuria energética, la contaminación… y hasta en la lucha contra la monarquía.

 

En España no hay conflictividad social. Y eso siempre ha sido y es un dato positivo para los intereses económicos.

Mi interlocutor, desde luego nada sospechoso de veleidades izquierdistas, concluía: con la que está cayendo, y con la que va a caer a corto plazo, a España le conviene que siga gobernando Pedro Sánchez.

Como lo escuché lo cuento.

Viniendo de donde viene, me parece una opinión significativa. No sé si compartida o no por amplios sectores del empresariado.

Otra cosa es el desastre social de fondo que están provocando en tantos terrenos las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez. Por ejemplo, en materia de libertad de enseñanza y de calidad educativa. Por ejemplo en la garantía de la unidad territorial frente al independentismo. Por ejemplo, en el análisis frío de lo ocurrido durante la pandemia, incluyendo decisiones ilegales y abusivas. Por no hablar de la implantación de la eutanasia.

Son cosas que, a lo mejor, al mundo económico le importan un rábano. Ya se sabe que el bolsillo es el bolsillo.

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