José Apezarena

¿Está afectando el coronavirus más a las mujeres?

De izquierda a derecha, las entonces ministras de Educación, Isabel Celáa, de Exteriores, Arantxa González Laya, la exvicepresidenta Carmen Calvo y la ministra de Sanidad, Carolina Darias, en la manifestación feminista del 8 de marzo de 2020.
Ministros del Gobierno de Sánchez en la manifestación feminista del 8-M.

Las cifras de infectados por el coronavirus dan vértigo por el ritmo de crecimiento, y vértigo provocan igualmente los datos de fallecidos a causa de la infección: al final de la tarde del martes, los enfermos eran más de 12.000 y los muertos superaban los 500.

La cifra de contagios aumenta cada día a un ritmo del 25%.

Sobre el número de infectados, esos 12.000 oficiales son los que han sido sometidos a pruebas y han confirmado tener la enfermedad. Pero no se dice nada de aquellos que han llamado a los servicios de salud manifestando tener los síntomas, a lo que les han respondido que se queden en sus casas, aislados en una habitación, a la espera de que transcurran las dos semanas de la cuarentena.

¿Cuántos de esos ciudadanos que no han ido al hospital sufren efectivamente coronavirus? No se sabe, porque no les han hecho la prueba. Ni se la realizarán.

Afirman los expertos epidemiológicos que aún no hemos alcanzado el pico de máxima incidencia de la epidemia.

Un amigo mío matemático, profesor universitario y doctor, que se apunta al cálculo, detallado días atrás en estas página, de una mortalidad del 3 por 1.000, realiza una simple operación y dice: si los fallecidos son ya 500, el número de infectados tendría que estar en los 150.000.

A propósito de cifras, quiero lanzar al Gobierno una pregunta. ¿Por qué no facilita los datos de muertos e infectados por el coronavirus segregados, es decir, distinguiendo entre hombres y mujeres? Más concretamente: ¿Están padeciendo la enfermedad mayor número de mujeres que hombres?

Avanzo un poco más. ¿Con la ocultación del sexo de los afectados se intenta tapar que, en efecto, las mujeres se están viendo más alcanzadas? Y, si así fuera, ¿cuál es el motivo de tal ocultación?

Y remato. ¿Tiene algo que ver con la famosa manifestación del 8-M, celebrada contra viento y marea, y cuando desde el Gobierno se manejaba desde seis días antes elevar la alerta sanitaria, algo que solo se hizo al día siguiente?

 

Porque los datos apuntan a que la incidencia del coronavirus se ha disparado precisamente después de esa marcha por las calles, que encabezaron, además, protagonistas que han dado positivo por coronavirus, como Irene Montero, Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, y la ministra Carolina Darias.

La pesadilla de la pandemia de coronavirus está exigiendo más que nunca que nos digan la verdad. Y, sorprendentemente, Pedro Sánchez sigue sin decirla. Engañando.

El presidente del Gobierno continúa parapetándose en todo lo que encuentra. Escondido detrás de los científicos, de los expertos, de los ministros, incluso de las pantallas, en esas ruedas de prensa virtuales, en plasma, con preguntas enlatadas de los periodistas y seleccionadas previamente.

Anda tratando de repartir responsabilidades con el ministro Illa, col experto Fernando Simón, en lugar de afrontar la crisis con liderazgo. Hasta se ha parapetado detrás de unos policías y guardias civiles, a los que ha obligado a acompañarles en ruedas de prensa.

Un Pedro Sánchez escondido detrás de un auténtico director de teatro que, desde La Moncloa, inventa escenarios y se esfuerza en montar el tenderete.

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