José Apezarena

El fabricante de pizzas que se metía el dedo en la nariz

Intervine ayer en una mesa redonda sobre directores de comunicación, celebrada en el Centro Universitario Villanueva, y para introducir la cuestión del impacto de la redes sociales recordé un caso reciente: el del fabricante de pizzas que se metía el dedo en la nariz.

Ocurrió en los Estados Unidos. Resulta que el tal individuo, que trabajaba en una pizzería de una conocida firma, no tuvo mejor idea que meterse el dedo en la nariz, extraer producto, e introducirlo en la masa de las pizzas que estaba cocinando.

Pero no se quedó ahí. Porque, en su estupidez, se dejó grabar practicando la maniobra, y después, todo ufano, lo colgó en YouTube.

Un ciudadano visionó el vídeo, y lo que hizo fue transmitirlo por internet a sus contactos preguntando si conocían o les sonaba de algo el protagonista.

Uno de los contactados le reconoció: "Lo conozco. Es Joe. Trabaja en la calle tal, en una pizzería de la empresa tal". Repito, una firma muy conocida.

El ciudadano envió un mensaje al presidente de la compañía para advertirle de lo que estaba ocurriendo. Y el presidente cometió el error de no hacer caso: no contestó.

Al segundo mensaje respondido con el silencio, el ciudadano decidió colgar el famoso vídeo en sus redes sociales, pidiendo además que todo el mundo lo repicara. En efecto, las imágenes dieron la vuelta al país. La imagen de la compañía de pizzas quedó por los suelos.

Tal fue el escándalo, que el presidente de la empresa no tuvo más remedio que, a su vez, grabar un vídeo de urgencia y lanzarlo por todas las redes, con el siguiente mensaje: "Ustedes perdonen. Lo que ha ocurrido no volverá a pasar, se lo prometo. Y, por cierto, Joe ha sido despedido".

 
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