José Apezarena

Cuando felicitábamos al rey

El 24 de junio se escenificó en el Palacio Real un acto bastante emotivo, con ocasión del 30 aniversario de la firma del tratado de adhesión de España a la entonces Comunidad Europa. Allí estuvieron los dos reyes, el presidente, ex presidentes…

No pude dejar de recordar que, durante muchos años, en esa misma fecha, festividad de San Juan Bautista, se celebró la onomástica del entonces rey, don Juan Carlos.

A lo largo de los años primeros de la democracia, se organizaron en el Campo del Moro, los jardines al pie del Palacio Real, unas multitudinarias recepciones para felicitar al monarca en el día de su santo, con presencia de muy amplios sectores sociales, no solamente políticos y económicos, sino también culturales, sociales y hasta del mundo del espectáculo, sin olvidar por supuesto a la nobleza.

Aquellas reuniones contribuyeron no poco a familiarizar a esos colectivos, y en general a los españoles, con la monarquía, que por aquel entonces se mostraba cercana y amistosa. Resultó un magnífico invento.

Aquella magna concentración dejó finalmente de celebrarse, a iniciativa de la propia Zarzuela, sustituida por recepciones menores, más sectoriales, organizadas a propósito de la Fiesta Nacional, del Día de las Letras… Dicen que la excusa fue que asistía demasiada gente.

Ahora, la onomástica del rey, es decir la festividad de San Felipe, que por cierto se conmemora el 3 de mayo, ni siquiera tiene relevancia ninguna. Nadie se acuerda de ella.

Sin embargo, en este momento que está empezando una nueva monarquía, quizá se eche de menos aquella celebración, o cosa semejante, en la que todos podíamos felicitar al rey.

Ahora falta soltura y flexibilidad, y sobra formalidad, precaución y agarrotamiento. Y eso que no hay motivo.

editor@elconfidencialdigital.com

 

Twitter: @JoseApezarena

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