José Apezarena

Feminista y ecologista, pero ¿socialista?

Celebración de la fiesta del PSOE en Rodiezmo
Celebración de la fiesta del PSOE en Rodiezmo

Leo en Wikipedia: “El socialismo es una corriente filosófica política, social y económica que abarca una gama de sistemas socioeconómicos caracterizados por la propiedad social de los medios de producción​​​ y la autogestión de empresas por parte de los trabajadores”.

La Real Academia define el término socialismo como: “Un sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes”.

Sigo con Wikipedia: el socialismo implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica orientada a la satisfacción de necesidades.​ No obstante, hay muchos tipos de socialismo y no existe una definición única que las englobe a todas, siendo la propiedad social el elemento común compartido por sus diversas formas ​cuyo objetivo es sortear las ineficiencias y crisis tradicionalmente asociadas con la acumulación de capital y el sistema de ganancias en base a la explotación laboral.

¿Valen hoy esas definiciones? ¿Siguen vigentes? ¿Son aplicables? ¿Resultan comprensibles para los ciudadanos de nuestro tiempo? ¿Cuando se han aplicado, qué consecuencias ha habido?

Que ¿a dónde voy con tan especiosa introducción?​ A que, del 15 al 17 de octubre, el PSOE celebrará en Valencia su 40 congreso federal, y allí uno de los objetivos será definir el “nuevo PSOE”, el partido del siglo XXI.

Existe un elevado consenso en Europa de que el socialismo como tal atraviesa una etapa de grave crisis, traducido, entre otras manifestaciones, en el retroceso en numerosos lugares, incluidos los países nórdicos. Y a veces en una práctica desaparición, como es el caso de Italia.

En Alemania, el poderoso SPD no vive su mejor momento, mientras que, en Francia, el PSF pasó, en junio de 2017, de 314 a 31 diputados en la Asamblea Nacional, acogotado entre la izquierda de Jean-Luc Mélenchon y el centro-centroderecha liberal del ex socialista Emmanuel Macron. A finales de ese año se planteó una nueva refundación, encabezada por una dirección colegiada.

El socialismo está buscando sus nuevas banderas, y ahí aparecen el ecologismo, el feminismo, la ideología de género...

En España, el socialismo ha conseguido gobernar, sí, pero lo ha logrado tras pactar con formaciones tan extrañas y diversas, e incluso contradictorias con la propia historia del PSOE, como los comunistas (o algo así) de Podemos, los nacionalistas vascos, los republicanos e independentistas catalanes, y hasta los pro etarras.

 

Los teóricos sostienen que lo que está en crisis es el concepto de socialismo como tal. Porque ¿qué es ser socialista hoy?

En Rodiezmo, hace unos años, Moisés, un minero prejubilado, proclamaba ante los compañeros del PSOE y de UGT : “Ser socialista es ser solidario y justo”.

La pregunta está llevando a algunos dirigentes a intentar incorporar nuevo lemas, nuevos objetivos, adaptados a la actual coyuntura, a una sociedad y un mundo que poco tienen que ver con los presupuestos del siglo XIX, ni incluso con el XX.

Pedro Sánchez ha encargado al emergente y poderoso Félix Bolaños que, de cara al congreso de Valencia, diseñe el “nuevo PSOE”, el del siglo XXI. Y ya circulan algunas pistas. El Partido Socialista que salga de Valencia será “feminista y ecologista”. Es una de las líneas de fondo que ha marcado a Bolaños el secretario general y presidente del Gobierno.

Será, pues, feminista y ecologista. ¿Y algo más? Concretamente, ¿será socialista?

Por el simple paso del tiempo y por las circunstancias sociales, el actual PSOE ya ha perdido de hecho una de sus siglas, la O de Obrero. En estos tiempos, informatizados y tecnológicos, en el que, por ejemplo, empieza a mandar el teletrabajo, esa calificación antigua ya no es válida. No, al menos, mayoritariamente.

Por si faltara algo, se encuentra también en riesgo de perder otra de las siglas, la E de Español, vistas las connivencias citadas más arriba y las cesiones que viene haciendo a nacionalistas e independentistas, que ponen en solfa la unidad del país.

Cabe, por cierto, recordar que no han faltado, dentro del partido, propuestas de cambiar el nombre, para pasar a denominarse solamente Partido Socialista (PS). Llegó a estudiarse, aunque no se atrevieron a dar el paso.

Pero el problema hoy es la tercera sigla. Saber si la S sigue significando algo, atendiendo a la cuestiones ya planteadas: ¿qué es socialismo?, ¿qué es ser socialista hoy?

A lo mejor del congreso federal de Valencia sale una respuesta.

editor@elconfidencialdigital.com

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