José Apezarena

¿Feministas “bonitas” contra feministas “feas”?

Carmen Calvo en una comparecencia en La Moncloa
Carmen Calvo en una comparecencia en La Moncloa

Carmen Calvo pretendió apoderarse en exclusiva del feminismo, atribuyéndolo en solitario a la izquierda, cuando intentó dejar fuera a alguna destacada política de Ciudadanos que había tenido el atrevimiento de hablar de semejante asunto.

Así, ante la pregunta de una periodista, Calvo, en ese momento secretaria de Igualdad del PSOE y vicepresidenta del Gobierno en funciones, afirmó, en frase que se hizo célebre: “El feminismo no es de todas. No, bonita. Nos lo hemos currado en la genealogía del pensamiento progresista, del pensamiento socialista”. Lo de “bonita” ha quedado para la antología política.

En clara referencia a Ciudadanos, criticó a los que -según ella- pretenden poner etiquetas al feminismo: “No atinan ellos. Quieren ponerle una etiqueta al feminismo. Están locos por ponérsela: primero feminismo transversal, luego feminismo liberal… ¿Esto qué es?”.

Y concluyó: “Como esto del feminismo va a funcionar en la agenda política, ya si acaso me lo quedo y lo termino yo”.

El problema que ha encontrado Carmen Calvo es que no ha podido “quedarse” con el feminismo. Ni terminarlo.

Primero, porque hay muchos feminismos. Y segundo, y más inquietante para ella, porque le están haciendo la competencia desde la izquierda. E incluso desde el mismísimo Gobierno que ella vicepreside.

Ahí está la pelea con la llamada Ley Trans, promovida por la ministra de Igualdad, Irene Montero, a la que se han enfrentado Carmen Calvo y las feministas ‘de siempre’, por considerar que, diluyendo la condición sexual, lo que se hace es dejar desprotegidas a las mujeres (las que se consideran o declaran mujeres), que van a salir perjudicadas. Con lo que se convertirá en inútil la batalla dada hasta ahora.

Es otra más de las derrotas de la ministra Montero, que acaba de ver cómo el Consejo del Poder Judicial ha aprobado un informe contrario al anteproyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, y más específicamente, respecto al consentimiento, al famoso ´Sí es sí'.

No acaban aquí los rifirrafes, por supuesto. Se ha vuelto a escenificar la guerra sin cuartel a propósito de la celebración este año del 8-M, que Montero intentó magnificar llamando a salir masivamente a las calles ese día. Y se ha encontrado con el freno del Gobierno, su Gobierno, contrario a concentraciones de ningún tipo, atendiendo a la situación del coronavirus y a lo que ocurrió el anterior 8-M.

 

Le han dicho que, si ahora se producen muertos, no vamos a poder asumirlos.

Montero se ha apeado del burro, y cumplirá el anunció hecho desde Moncloa de que ese día ningún integrante del Gobierno participará en manifestaciones de ningún tipo.

Pero la lucha de fondo sigue viva. Y parece que para Carmen Calvo sigue en sus trece de que existe un feminismo “bonito”, el suyo, y un feminismo “feo”, el de Irene Montero y compañeras.

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